lunes, 17 de diciembre de 2012

Veneno.

Por ese inciso, ese momento en el que sentimos placer en el dolor, en el que nos revolcamos entre la sangre de nuestras heridas peor cicatrizadas, y el anhelo y las lágrimas son elixir, la locura hace mella hasta en las mentes más privilegiadas, y por una milésima de segundo, buscas herir. La maldad que se esconde tras cada poro de una piel superflua, de un disfraz de carne, es la que de verdad define lo que somos, y lo que nos gusta hacer a sombras de la luz. Es la versión de nosotros mismos más real, pero mejor escondida.

martes, 4 de diciembre de 2012

Aversión al sentimiento.

Fueron esas noches en las que perdí mi apetito las que cavaron mi tumba, en las que la recámara de mi corazón se convertía en una fragua vacía, desprovista de llamaradas que avivasen sus latidos. Estaba pues ante el helor de los muertos, la cuna de la espesor, de la negrura, de la ausencia.. y no contemplaba más que senderos infranqueables. Al borde me hallaba de desistir ante semejante locura, de dejar que mi mente naufragase y se perdiese en el horizonte, para que no volviese a atormentarme durante ningún otro crepúsculo, pero no podía dejarla volar; aún no. A su vez, impedí la libertad de mi alma, la contuve presa en el cóncavo agujero que se había formado en mi pecho, la hice presa de mi dolor aún a sabiendas que la única víctima debía ser yo. Me convertí en mi propio verdugo, y creedme cuando os digo que no tuve piedad alguna en mi sentencia. Desterrada a los océanos del tiempo, desprovista del pavor de los débiles que tiempo atrás me perseguía, divagué hasta encontrar las playas del olvido y allí quise permanecer, donde la tristeza solo es una simple brisa que acaricia suavemente y las lágrimas se secan en la garganta antes de llegar siquiera a rozar la piel.