-Este vacío pretende hospedarse -le dijo.
-Pues no le dejes -respondió él, elevando sus gafas de cristales amarillos a lo largo del puente de su nariz.
-Suena tan fácil cuando tú lo dices... Cuando tu voz lo dice. Pero está cargado de malas decisiones, o tal vez buenas, camufladas de dolor. Siento que el mundo acaba y el abismo está esperándome a la vuelta de la esquina. Parece como si el universo entero se hubiese aliado para arrancarme del pecho todos los sentimientos positivos que tenía, y ahora aquí dentro no queda más que ese horrible vacío. No hay nadie a quién le importe de verdad ahí fuera, nadie excepto él, y yo misma he decidido quemar ese puente. Estoy sola papá, ¿Cómo le hago frente a los demonios si no hay nadie que me guíe, si no hay nadie a quien aferrarme para hacerles frente?...
Concentré, pues, mi caos mental vomitado en líneas y, con ello, no conseguí más que el reflejo de una mente perturbada que moría entre palabras.
lunes, 17 de octubre de 2016
martes, 27 de septiembre de 2016
Aquel hombre la miró largo rato, escrutando su dolorido semblante.
-Las personas decepcionan -le dijo-. No es algo que tú no supieses.
La chica continuó afligida, él suspiró.
-Vamos, mírate... No es para tanto.
-Tú no lo entiendes -respondió ella.
Su voz se había dejado caer prácticamente amortiguada, temblorosa, en un suspiro lastimero. Él la observó a través de los cristales amarillos de sus gafas.
-¿Qué es aquello que debería comprender, pequeña?
La chica alzó sus acuosos ojos a él, su mirada almendrada brillaba.
-¿Alguna vez sientes que estás solo? ¿Que no hay nadie a quien le importes a tu alrededor? Día tras día tratas de esforzarte, siempre sacas tu mejor sonrisa, tu mejor actitud, pero día tras día el mundo te golpea de una manera u otra. Aprendí a no aferrarme a las personas, traté de que no empezasen a importarme, porque cuando lo hacían... Cuando lo hacían solo yo sentía, solo yo caía. Perdí a todos cuantos quería por el camino porque nunca supe dar poco de mí, siempre lo di todo y decepción tras decepción fui cerrando puertas hasta quedarme sola... Mamá se fue, él, ella, hasta tú te fuiste...
-Yo estoy aquí -le dijo, tratando de consolarla en vano.
-Tú no eres real papá, tú moriste y me dejaste tan sola como el resto.
-Las personas decepcionan -le dijo-. No es algo que tú no supieses.
La chica continuó afligida, él suspiró.
-Vamos, mírate... No es para tanto.
-Tú no lo entiendes -respondió ella.
Su voz se había dejado caer prácticamente amortiguada, temblorosa, en un suspiro lastimero. Él la observó a través de los cristales amarillos de sus gafas.
-¿Qué es aquello que debería comprender, pequeña?
La chica alzó sus acuosos ojos a él, su mirada almendrada brillaba.
-¿Alguna vez sientes que estás solo? ¿Que no hay nadie a quien le importes a tu alrededor? Día tras día tratas de esforzarte, siempre sacas tu mejor sonrisa, tu mejor actitud, pero día tras día el mundo te golpea de una manera u otra. Aprendí a no aferrarme a las personas, traté de que no empezasen a importarme, porque cuando lo hacían... Cuando lo hacían solo yo sentía, solo yo caía. Perdí a todos cuantos quería por el camino porque nunca supe dar poco de mí, siempre lo di todo y decepción tras decepción fui cerrando puertas hasta quedarme sola... Mamá se fue, él, ella, hasta tú te fuiste...
-Yo estoy aquí -le dijo, tratando de consolarla en vano.
-Tú no eres real papá, tú moriste y me dejaste tan sola como el resto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)