Supongo que mi forma de querer es distinta. Puedo estar meses e incluso años sin echar de menos a alguien que había significado tanto para mí, y luego mis cimientos se desploman queriendo volver al momento en que decidí que la soledad debía acompañarme, en vez de reordenarme y seguir como debería seguir.
Pero bueno, acabo recordando que es gracias a esos momentos en los que el regocijo sobre uno mismo es posible, y nace el alma del poeta.
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