sábado, 27 de enero de 2024

Divagaciones II: El rasgar de las pesadillas.

 Es solo una pesadilla. No es real.

No es real aunque no puedas hablar con nadie. Es solo una pesadilla. Solo una pesadilla y ansiedad.

(...)

Es como volver al túnel. Un túnel temporal que me devuelve a mi infancia. A cuando mi madre me llamaba infantil por despertarla con miedo, por no entender lo que es la nictofobia.

Hace tiempo que no me sentía así. Tan sola en medio de la noche, sin poder recurrir a nadie para contarle que me ahogo en otra pesadilla. Que los seres sombra han vuelto, que a mi gato le han acuchillado un ojo.

Vuelvo a ser yo, en medio de la oscuridad. Vuelvo a ser yo, sola, en un camino eterno.

Que son retazos lo que vuelve cada noche, lo que anida en nuestro subconsciente y nos devuelve a un estado primigenio de consciencia, en el que puedes desfallecer porque no encuentras ni un ápice de tu ser, porque, en la soledad, somos terranos aferrados a esa oscuridad subyacente.

(...)

domingo, 14 de enero de 2024

Kenmeina.

No la vi venir.

No sabía que mi corazón había quedado sepultado en este duelo. He cavado hasta lo más hondo, me he dejado las uñas, la piel, la sangre, pero no lo encuentro. Debe de haberse recluido por sí mismo; sé que me pide que pare.

No quiere volver a sentir y no le culpo. No es su momento.

Te mentiría si te digo que no quiero hacerle caso; yo también siento que no lo es.

A veces, me levanto y no tengo ganas de continuar en un idilio que ni me creo, porque sé que tengo un tope tan grande sentimental, que me fuerzo a estar bien siguiendo los dogmas en los que siempre he creído, pero que, ahora mismo, no me valen. 

No quiero dejar un rastro de cadáveres a mi paso, por eso, no quiero ahora la profundidad del ser en los sentimientos. Solo quiero que sigan recluidos mucho tiempo, para que no pueda volver a perderme a mí misma. Nadie se merece eso, sé que ni siquiera yo, pero es el camino que necesito ahora.

Me he sentado todos estos días frente a mí, me he exigido una respuesta y siempre me doy la misma; el tiempo es tuyo, no puede ser de nadie más ahora mismo. Ya no es que mi ritmo sea lento, es que siento que se paró y, cuando lo fuerzo, llega la apatía.

En algún momento, mi corazón volverá del lugar en que esté. Rearmará su lógica y será el de siempre. Ahora, eso no es posible y tampoco quiero ir a buscarlo. Voy a darlo por perdido una temporada y quedarme con esa parte que sólo piensa en que he entrado en una nueva década y toca hacerle frente a los sueños acumulados de la Alicia pasada. Saber cuáles siguen presentes; apostar por ellos.

Ahora creo que la soledad sentimental es preciosa, porque no te distrae. Porque impide que quieras a alguien, hasta dejarte los huesos, y sientas que sólo eres una sombra, que no eres suficiente. 

Yo quiero dejar esos sentimientos a un lado completamente. Yo quiero curar esas heridas. Yo no quiero ofrecer esa misma moneda y, ahora, es todo el cambio que me queda.

Cojo mi espada una vez más. Esta década la batalla tiene que ser distinta.

sábado, 6 de enero de 2024

Dagas.

 Las personas somos dagas. Aliadas si las tomas por la empuñadura, hirientes si las tomas por el filo.

Y, en primera instancia, vas a ciegas, no sabes con qué se va a topar tu mano.

Yo hoy corto. Debo de ser toda filo. Hoy cortas; también debes serlo.

Han vuelto los sentimientos agónicos y me vuelvo a hundir en el agua. Ahora, ya no soy la mártir. Ahora me hundo con mi propio peso también.

Tú tenías tus herramientas y tus ganas, con ello hiciste lo que pudiste. Yo también hago lo que puedo, a sabiendas que hay tristeza en los dos lados del río. Tiempo atrás, no quise cruzarlo, tuve esa conversación con el barquero, pero se me olvida que estaba perdiendo el alma y quemé la última oportunidad antes de coger la barca.

Nada es fácil cuando lleva sentimientos. Lo fácil hubiese sido que no los llevase, pero no tengo esas cartas esta vez. Así que me subí a la barca y di mi fragmento de felicidad. En días como hoy, noto el hueco.

Pero las cosas son como son. Estoy en esta barca, con esta mochila de piedras, por un motivo y, a veces, parece que se me olvide qué me ha traído a este viaje, así que me toca abrir la mochila y ver las lágrimas en cada una de las piedras. Es mi acto egoísta para no sentirme tan culpable, pero, aunque me gustaría, no te creas que funciona del todo.

Causa un efecto rebote y el dolor está llamando a la rabia; el odio está entrando en juego. Así que, antes de que lo haga, he decidido cerrar la mochila y ponerle un candado.

Lo entenderás si te explico que, toda mi infancia y adolescencia fui una persona atrapada en el pasado, en todo aquello que perdí. Tras la infidelidad que viví, pasé a quedarme atrapada en el futuro y en todas las cosas que deseaba que hubiesen sido y nunca fueron, siempre a la espera de realidades que nunca llegaba a alcanzar.

El año pasado conseguí vivir en el presente. Ser mejor con las cosas que tengo ahora y seguir construyendo para paliar todo aquello que hice mal. Eso implica olvidar grandes momentos, tanto malos como buenos, para dejar el espacio suficiente y centrarme en eso que tengo delante. En este último tramo, perdí a esa persona que tanto me costó construir y ahora la tengo que recuperar. Está siendo duro, pero lo agradezco, porque al fin entiendo cosas que, sin este tramo, no podría haber entendido nunca.

No me arrepiento de cómo he hecho las cosas, porque luché hasta quedarme sin alma por aquello que quería, hasta comprender que lo tenía que dejar marchar porque me había perdido a mí misma y no iba a ser capaz de recuperarme en ese camino. También te pido perdón por decidir ser egoísta esta última vez y priorizarme a mí, pero no podía seguir perdiéndome y sé que es algo que entiendes.

Cada vez que hablamos, tengo que volver a ese camino y abrir la maldita mochila, siendo que las piedras caen en avalancha sobre nosotros. Así que, en este punto, la opción más sana es dejar de abrirla, aunque eso nos devuelva al inicio del camino y volvamos a ser dos extraños.

Lo hago porque no quiero que vuelvas a encontrar un filo cuando me busques, ni tampoco quiero seguir sintiendo que tus palabras no son sinceras, que no correlan con tus acciones y manipulan, trayendo consigo también ese filo.