domingo, 17 de agosto de 2025

Sonrisa en la niebla.

Tu sonrisa se dibuja en la niebla. Tus ojos rasgados se achinan.

Es ahí donde anida la dimensión del aura humana que ha sido despojada del disfraz con que se vanagloria en el mundo material. Allí, la turbia moral queda expuesta, pinta tu cara el sentido de la justicia.

Me balanceo y medito, y pienso si, realmente, no sea mi frustración quien pinta semejantes rostros infames, al verse truncada por el peso de los distintos matices de la realidad.

Podría torcerse todo cuando he conocido, que seguiría estando en el buen camino; en el que el Demiurgo me ha preparado.

Pero no lo entiendo. No entiendo lo que siento, lo que acontece ni, mucho menos, lo que dijo aquella mujer. No he visto los ojos claros que hayan de acompañarme desde primavera.

Solo una incomprensible repulsión hacia personas que, aunque me fuerce, sé que no son para mí y… cómo no, también esa incomprensible atracción hacia esas otras personas que, de dejarle entrar, hundirían el peso de su indiferencia en mis entrañas y me dejarían sola, presa de los temblores de la ansiedad.

No entiendo esto, no entiendo mi sino, no entiendo mi rol ni qué se supone que deba hacer ante olores que no son el mío.

No entiendo.