lunes, 20 de mayo de 2024

Despierta.

Despierta. Sigo despierta.

Hoy no he tomado ninguna pastilla, he preferido que mi mente se debata en ese tormento eterno por saber qué quiero.

Ahora mismo, estoy triste y con poca fuerza. Te diría algo muy distinto si hubieses preguntado hace unas horas, cuando sentía que podía enfrentar al mundo entero por poder resguardarte entre mis brazos.

Ahora me siento estúpida. Una estúpida que espera.

Ahora, me pregunto qué espero, me pregunto si mi confianza se está resquebrajando o si soy yo la que lo hace.

Hoy, siento que el amor no es un idilio. Que no va a aparecer la persona perfecta y vamos a tener algo precioso y duradero.

El amor es una construcción, es trabajo.  Es no guardarse lo que uno siente porque sabes que la otra persona puede escucharte, porque sabes que no es blanco o negro y que habrá un acuerdo que os hará sentir queridos, que el dolor no se expone para reclamar nada, sino para hacer que las cosas funcionen mejor y evitar que se quemen.

Que el amor no es sano de origen, que se construye con otra persona, que no está sana, al igual uno mismo, porque ¿quién lo está hoy en día? Que tampoco es perfecta ni tiene todo lo que quieres, porque esa persona ideal no existe, y siempre habrá algo con lo que lidiar. No se puede tener el control, solo acuerdos que acerquen a esos dos corazones a entenderse un poco mejor.

Hoy… hoy estoy triste. Porque tu partida ha sido tan abrupta que me duele no saber qué pasaba por tu cabeza este tiempo como para que, los acuerdos en los que yo creía que nos encontrábamos, te estuviesen alejando.

Hoy no entiendo cómo se ha roto todo de un día para otro, igual es que te has cansado de que nunca haya sido fácil, no puedo culparte tampoco por ello.

Mi balanza tiene un agujero, y se escapan por él las cosas buenas al no tenerte cerca para construirle juntos un parche. Hoy pienso más en que te estoy forzando a quedarte cuando ya me has dicho que quieres irte. Cuando, supongo, habríamos puesto otro acuerdo si te quisieses quedar.

Hoy me siento culpable por las palabras que hayan sido un ancla para ti, porque las decisiones no se toman a la ligera y, si ya la tomaste la otra noche ¿quién soy yo para tener que hacerte ver lo contrario?

No soy nadie, ni quiero serlo. No así. Si hace tiempo que te falta algo conmigo, si no soy la persona que te llene, tampoco quiero que te fuerces a que lo sea.

Yo quiero mi relación sana con quien quiera también construirla conmigo, y será difícil. Más ahora que viene el duelo, pero esta vez… esta vez ya tengo cita para empezar con mis herramientas. Estoy contenta por ello, que es más de lo que podría decir de mí hace dos años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario