domingo, 19 de mayo de 2024

Duelo.

Me duele el cuerpo, los huesos. Siento cada parte con una palpitación fuerte, como si las entrañas me desgarrasen y apretasen cada desgarro.

El aire llega extraño a mis pulmones; el corazón no está bombeando como debería.

El suelo es frío y hace que me sacuda como un trozo de tela al viento, y este ardor... este ardor oprime mis intestinos con candencia, dispuesto a fundirme el alma si se lo permitiese.

No voy a permitírselo, aunque sé que tengo que habitar un tiempo con todo ello. 

No puedo sola esta vez, y es algo que nunca antes me hubiese permitido decir, pero me hago mayor y no puedo con todo; ya no tengo esa pretensión en mí misma.

Ahora, miro de frente esta avalancha, y sé que va a engullirme. Sé que va a corroer mi carne y exponer mis huesos, y no puedo hacer como que no me importa o como que no ha pasado, porque el dolor es tan fuerte como imaginaba, y tiene que existir para no mellar mi futuro otra vez.

Cuando pase la tormenta, me imagino en la cumbre, con una mente sana y con todas estas ganas de hacerlo bien, pero ahora sé que van a irse, y quedarán sustituidas por esas ganas de no sentir todo tanto, que se transforman en una penitencia.

Yo también quiero que las cosas sean más leves, que no me importe tanto lo que ocurre, que no me devore y destroce el amor, como siempre lo hace, pero algo debe estar mal en mí, como para volver a este sentimiento tantas veces.

Me gustaría saber qué es... qué pieza está rota para poder cambiarla. Para ser el faro de Alejandría y no la barca con remaches que se esfuerza por mantenerse a flote.

Estoy en shock porque no me lo esperaba.

Porque ha costado tanto construir que pensaba que todo estaba bien cimentado, como para pasar el huracán y seguir conociéndonos; seguir invirtiendo en esta reforma que ambos sabíamos que iba a ser dura, porque siempre lo ha sido, pero bonita, como también lo ha sido siempre.

Ahora, solo tengo esas palabras rondando la mente: "hace un tiempo que siento que me falta algo". Ojalá haberlo sabido todo ese tiempo, para que no lidiases tampoco con esa carga solo, o para haber cerrado mucho antes esto, si te sentías incompleto a mi lado.

Lo que a mí me faltaba, ya lo sabes, no es algo que te haya ocultado. Es algo que he expuesto muchas veces para poder trabajarlo, pero sé que ha sido un mundo para ti y que no soy la persona de tu vida como para poder cambiarlo o invertir más tiempo en una relación que debe ahogarte.

No puedo culparte por ello, a mí me gusta una unión más fuerte y a ti una independencia más marcada, y es algo que ha estado ahí siempre y ha acabado por devorarnos.

El problema es que veo tan fácil la solución para que funcione, veo tan fácil tener ganas, que me cuesta comprender que sea todo un mundo para ti, pero eso es porque no soy yo la persona adecuada y es con eso con lo que debo de quedarme para no romantizar una ausencia que no se ha paliado.

Me llevo, sobre todo, una buena sensación, porque lo que teníamos era una construcción muy sana. Se hacía difícil porque no barríamos los problemas debajo de la mesa, los afrontábamos, y eso es lo bonito.


No hay comentarios:

Publicar un comentario