lunes, 16 de octubre de 2023

La reminiscencia de una meta.

 Pésimo estado de la conciencia del alma...

¿Y qué significa esto? Bueno, a veces ni yo  misma lo sé. Sólo escribo los retazos que evoca mi subconsciente. Podría decir que esos retazos hoy van por ti, pero se regocijan en la mugre, en la decadencia de la inconsistencia humana.

Alguna vez me he vuelto a sorprender pensando en ti, como lo hacía en él cuando estaba contigo. Son pensamientos superfluos y poco trascendentes, sobre una persona que ya no eres, de una persona que tampoco conoces que soy. Y es absurdo, podría decirse, porque tampoco es que eso tenga real importancia en mi vida.

Pero yo estoy aquí, a expensas de mis pensamientos, creando otra hipótesis de vaga importancia, sobre el curso de una vida que ya no va a ser. Mis manos están vacías, no hay nada que pueda yo ya darte, pienso, ni siquiera un lugar al que regresar, si llegases a proponértelo. Eso es triste, como lo ha sido anteriormente, porque siempre será extraño pasar de compartir todo a no volver a ver a alguien.

Lo que tú tenías, lo que yo buscaba, no es lo que ahora tengo, ni busco, pero te escribo en la embriaguez de esos pequeños retazos, en honor a la reminiscencia de una vida arrebatada, sepultada en el peso, de nuevo, de la inconsistencia humana.

Eso me hace plantearme muchas cosas, hasta mi virtud. Porque no es que haya alcanzado a ser el "superhombre" que siempre me propuse, para que puedas entenderme... todavía no soy Spiderman.

¿Se pondría Spiderman por delante? Es una pregunta que me hago muy a menudo. ¿Cuánto de sacrificio hay en la bondad y cuánto de valorarse?

Siempre supe que soy luz, aunque me regodease entre las tinieblas. Porque mi maldad, tan presente como la de cualquiera, siempre quedó opaca al peso de mi moral. Mis sombras no brillaban más que en la resiliencia de verme hundida y tratar de volver a brillar. Pero ahora, no quiero brillar para ser una sombra. Quiero iluminar y que me iluminen, no solo al principio...

Lo que busco, lo que siempre he buscado, es terminar el camino brillando con las mismas personas. Paradójicamente, ahora entiendo más facetas de la cualidad humana y comprendo en mayoría mi inocencia. La abrazo desde mi madurez y la cuido. Ahora tengo más claro a quién regalársela, trato de no ponerme una venda a las cosas que a mí me hacen daño, porque tres historias con fin son ya suficientes.

Ahora tengo el corazón de quién está dispuesta a saltar del tren en marcha, sólo porque sabe que romperse un hueso es mejor opción que viajar en un tren sin destino propio, con una compañía que bajará en algún andén antes que tú. 

En poco más de un día, cumpliré uno de esos sueños que os conté a los tres entre sonrisas e inseguridades. Y ninguno me acompañará en esta etapa. Eso se me hace raro, porque los tres sois ya extraños y solo queda de vosotros el vago recuerdo de una voz.

Es una melancolía bonita. Creo que, como Nietzche, he alcanzado el eterno retorno. No cambio ninguna de las ausencias que hoy vivo, porque esta soy yo, gracias a cada una de ellas. Y estoy preparada para una nueva, pero no para volver a perderme.

Me siento plena, pero también temerosa. Tal vez este sea el mayor hito hasta el momento; más de diez años con una meta que va a hacerse realidad. Voy a ser yo, la que siempre esperé que sería. Y me quiero. Me quiero tanto... jamás pensé que diría esto, pero aquí estoy, a punto de plantar el mayor cimiento de la mujer que quiero ser.

Sin perder de vista el siguiente.

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