lunes, 4 de diciembre de 2023

Cansancio.

¿Habrá quién suspire en una melancolía eterna mi ausencia cuando no esté? 

Como si yo fuese un paisaje imborrable, como si el sol hubiese dejado de irradiar al completo toda su luz…

Puede, en los albores del tiempo, que yo solo sea una mancha oscura en un cuadro en blanco. Una de esas pequeñas que molestan a la vista cuando te has percatado de su presencia, porque ya no te dejan contemplar la infinitud de ese lienzo; porque han roto la armonía.

Puede, incluso, que sea un ruido. Una estridencia en una melodía clara. De esas que turban, que quieres que desaparezcan.

Y, al final, ¿quién iba a querer recordar una inconsistencia? Una turbulencia en un viaje, que trae fisuras a la calma.

Estoy mejor del otro lado, del de las palabras rotas y las muecas vacías. El de los encajes, forzados, de los que nadie va a preocuparse porque ayudan a permutar la armonía.

Porque mis palabras son mudas y mis pensamientos esclavos, reticentes, que no quieren ser escuchados.

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