domingo, 26 de marzo de 2023

Conciencia.

 A veces, la existencia redunda en absurda, todo se me antoja banal. 

Habitamos un cascarón, supónese que nos pertenece, aun así, parece ajeno, tosco, grotesco, vulgar...

Si difamo mi cuerpo, es como esencia ligada a lo corpóreo, porque, a veces, este ataúd no es mío. A veces, me miro y no me reconozco.

Entonces, redunda mi conciencia en el momento primero en que se supo conciencia y la misma duda florece en las cascadas de mi psique, ¿por qué yo?...

De entre todas las posibilidades, yo tomé conciencia... por qué yo, por qué yo...

Entonces, esclava de lo terrenal, de las costumbres, de las opciones humanas, quiero escapar, pero ¿a dónde iba a ir?

Me recreo en Oniria, donde no hallo más que retazos de conceptos humanos, a veces exacerbados, a veces inconexos, incompletos... pero también mundanos. Todos y cada uno de ellos, siempre; mundanos.

Este cuerpo me arrastra a pasiones humanas, a deseos, dolores, quebraderos... yo solo quiero no sentir nada.

Perpetuar este estado de conciencia de manera infinita.





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