viernes, 13 de septiembre de 2024

Paranoia.

Cuando las máquinas se adueñen de nuestras almas, caeremos a su abismo tecnológico, del que hace años empezamos a ser presas. Cambiaremos el sentir por el hacer y pronto, no habrá cabida para la letanía de los latidos.

La sensibilidad, debilidad en este mundo adusto, pasará a ser un recuerdo, un mito, una añoranza cuando se mire la belleza del arte y no se sepa comprender.

La piel será dura y egocéntrica su portadora, ya no podremos tocar las almas porque estaremos más centrados en nosotros mismos que en sentir que formamos parte de alguien más; no habrá espacio para comprender.

Bip, Bip, bup.

El retumbar de las carcasas. Y otra alma más que sacrifican a beneficio propio.

Bip, Bip, bup.

No querrán sentir. Apenas sabrán hablar ya de lo que era un latir.

Bip, Bip, bup.

¿Oyes eso? Es el sonido de la marcha robótica de la que somos presos.


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