lunes, 10 de noviembre de 2025

Un minuto de ceniza.

Un minuto de ceniza, eso es lo que pondría en nuestro epígrafe, porque es lo que precede a la intermitente ruina de nuestra muerte.

Al eterno ciclo de desavenencias que traen nuestros reencuentros. Un minuto de ceniza por las veces en que nos hemos inmolado por saber que creíamos qué era lo mejor para el otro, y solo le veíamos arder en el fuego que habíamos  creado.

Un minuto de ceniza por el fin de esta era, por el fin de nuestra historia, por el comienzo que, tal vez, nunca debió ocurrir. Y en ese silencio que no quepan más lágrimas, que ya se han desvanecido todas con la ausencia del alma.

domingo, 2 de noviembre de 2025

Nuestro círculo.

Acéptalo; dicen las voces.

Pero tu voz es difusa. Me dice que me quiere y que no me quiere a la vez, ¿no debería ser eso un indicativo de lo segundo?

Eso me digo, noche tras noche, pero me duele el pecho y se me hinchan los ojos. Veo fotos tuyas… inhóspito en mí, ni siquiera he borrado nuestro chat y ya sabes que no soy de aferrarme al pasado. Pero algo me grita en el pecho que vas a volver, como si esto no fuese más que otro proceso; el de tu despertar.

No lo sé, igual fantaseo en la nostalgia y debería hacer ya el camino, pero todavía no se ha cumplido la semana y sigo confiando en ti.

A veces pienso que las cosas son complejas porque nosotros las complicamos. Nuestras cabezas analíticas no pueden rendirse a la sencillez de querer amar y ya está. En el pasado yo, en el presente tú, pero siempre perpetrando este círculo… nuestro círculo.

Igual no somos para el otro. Siempre hay amores imposibles, la historia está plagada de ellos. Igual debamos rendirnos esta vez y dejar de buscarnos en la línea del tiempo, ¿no sería mejor así? Si no sabemos acompañarnos, ¿que sentido tiene todo esto? 

El amor no es lineal, ni los sentimientos… pero tampoco puede ser una turbulencia. Dijiste que somos una tormenta cuando nos separamos o nos desincronizamos… ¿quién va a lanzar el siguiente rayo? dime…

Yo estoy en la arena, mirando al mar. Perdí de vista nuestro bote y conseguí llegar a la orilla. Sigue embravecido con un tempestuoso oleaje y un cielo roto que acribilla sus aguas, dime… ¿te ha alcanzado algún rayo desde que me fui?

Me encantaría decirte que estoy serena, pero no lo estoy. Dame tiempo para que el pecho se calme y tu imagen deje de dibujarse en mi cabeza.

No quiero volver, ¿sabes? No quiero fingir en unos meses que todo esto no ha pasado… no quiero que volvamos a otra tempestad cuando haya conseguido que todo pase, como la que provocaste en verano cuando estaba tan feliz y me sentí tan segura ante nuestro reencuentro.

Quiero que pase el suficiente tiempo como para que la confianza sea irreparable, o el suficiente poco como para salvar las cosas, pero no voy a volver a atraparme en otro limbo, porque me ha destrozado el alma este último.

jueves, 30 de octubre de 2025

Tu ausencia.

No puedo dormir. 
No puedo dormir porque pienso en ti y la noche es el preámbulo de las pesadillas.
Mi madre me dijo el otro día que si estaba contenta porque me brillaban los ojos…
Mamá, los ojos me brillan porque llevo días sin dormir bien, llevo días con los ojos hinchados de llorar por las noches, ¿cómo te digo esto?
Es una fase, ya lo sé, claro que lo es. He pasado mil y una fases como esta, mi cuerpo ya tiene la explicación lógica, pero no sabe cuánto tiempo va a quedarse el dolor esta vez, ahora que lo dejamos existir… dile tú que resista, yo estoy cansada de hacerlo.
Vivo en una dualidad constante y he descubierto que no es algo común, que es propio de personas más profundas. Luego entonces, puedo comprender por qué te asusta mi procesamiento opuesto sobre un mismo asunto, si no lo vives diariamente, es normal la sorpresa cuando nos reencontramos y te encuentras con el otro polo, tras la larga ecuación que se ha batallado en mi mente.
¿Qué más podría decirme para consolar a mi alma en estas noches intempestivas? 
Ya sabe todo lo que le puedo decir, se conoce mis chascarrillos manipulativos a la perfección, pero la realidad es otra.
La realidad es tu ausencia; nuestra ausencia.

miércoles, 29 de octubre de 2025

Amnesia.

Y cuando el brillo de nuestros ojos no sea reconocido por nadie más, podremos mirar las cenizas de nuestro amor, consumidas por el fuego de la inestabilidad que conferíamos al otro.

Tu ausencia vuelve y, con ella, ha de volver la amnesia. Desaprender lo que éramos juntos, olvidar el sonido de nuestra canción y, con el tiempo, puede que nuestro recuerdo solo sea una brisa plomiza en el corazón. Un soplo que te asalta de madrugada, cuando el frío opaca los cristales y no hay donde resguardarse. 

Puede, incluso, que surja en la embriaguez de una noche, rodeados de conversaciones banales, de ruido y luces, del murmullo de la ciudad… igual, es un sorbo de amargura en una mañana ocupada, donde nada tiene sentido y añoras la calidez de esa sonrisa.

No lo sé. Es lo que tiene la amnesia, no sabes cuándo va a nublar tu vista de dolor, cuándo va a quebrarte en dos y dejarte desvaído en medio de la nada.

Tal vez tu mente siga diciéndote que hay un lugar en un cálido futuro donde podemos volver a encontrarnos… donde podrías volver a acariciar mi pelo, besar mi frente y mirar con profundidad mis ojos en medio de sonrisas. ¿Y qué podría decirte mas que no lo sé…? Eso es lo que más me  atormenta…  que, después de todo este dolor, vaya a dejar de sentir amor en tu mirada, en la mía… que ya no te vuelva a encontrar, que este verano te haya perdido para siempre y solo esté alargando el momento de darme cuenta…

Las noches han empezado a consumirme. Otro proceso de la amnesia. Me despierto en medio de la oscuridad y tu cara me atormenta. Coexistes en dos versiones; la que ha amado cada poro de mi piel, sin preocuparse nunca del choque de nuestros temperamentos, y la que me ha alejado ante esa misma perspectiva, consumida por el miedo.

La segunda va ganando y expande un horrible terror que me punza el corazón. Me pregunto cuánto tardará en asumir la soberanía de tu recuerdo, culminando con la siembra de un miedo permanente que no se vaya a ir si vuelves.

Ahora, me siento insuficiente. Otra vez más odio mi sensibilidad y los problemas que acarrea… ojalá pudieses entender mi procesamiento de la realidad y conseguir con ello que no te asustase tanto… ojalá no me hubieses repudiado esta vez por ello. Ojalá te dieses cuenta que, en la estabilidad, mi sensibilidad florece y se estabiliza también… que todo este amor que idolatras, nace también de aquello que odias de mí… ojalá pudieses ver lo paradójico que es eso, y lo que duele.

He soñado muchas veces que llegabas a ser capaz de escuchar lo que digo y no solo quedarte en la superficie del tono que no te gusta, que veías más allá de mi miedo y conectabas con mi esencia, en la simpleza de escucharme con amor y aportando aquello que pudieses. Ojalá supieses que no tenía más anhelo en ti que ese. Pero tengo que romper la imagen de tu madurez, porque solo existe en nuestras despedidas… y estoy cansada de despedirme para verte florecer.

Imagino que mi ausencia será eso esta vez; un florecimiento. Que la acogerás desde el amor que siento por ti esta vez, y no desde el dolor y la rabia, como la última. Envidio a quién vaya a conocer esa parte tuya, a quien vayas a mirar como me miras a mí, a quien vayas a amar como me amaste a mí.

En mi florecimiento, quiero aprender a preguntar antes de suponer con mi reticente análisis cuando no tengo las respuestas que necesito, es lo que le prometo al fantasma de tu ausencia. Que escucharé y me guardaré para mí las respuestas inconclusas de mi mente, si a la otra persona le cuesta dármelas. Pero también te prometo que aprenderé a ser capaz de explicar que soy PAS y que eso significa que mi cabeza necesita comprender lo que ocurre para poder verlo desde el alma. Espero que puedas desearme también que mire a los siguientes ojos con todo ese amor madurado, sobre todo el propio, y que sepas que fue gracias a entender tu dolor hacia mí que pude dar ese paso. 

Gracias por enseñarme lo que otros no supieron, gracias por hablarme sin miedo, desde el corazón esta vez.

martes, 21 de octubre de 2025

El bote.

Llevamos este bote en estas aguas tempestuosas. Hace unos meses que has decidido dejar de remar e ir a la proa. En tus ojos, brilla el fantasma del miedo a caer por la borda y tus acciones han delegado los remos en mí, confiando que podrás seguir de pie, en la proa, sin caer al agua…solo por no remar.

Lo que no entiendes es que la fatiga ha llegado a mis brazos y el amor se desvanece entre los vientos de tormenta, que tu figura ha empezado a ser un borrón unos metros más adelante, y el agua ha seguido salpicándome el suéter hasta calarme los huesos.

Lo que no entiendes es que, en esta soledad, el amor que he empezado a sentir es propio. Que ya he perdido un remo y no puedo seguir guiándonos a la orilla yo sola. Entonces… dime, ¿vas a dejar que tu miedo te hunda en el agua mientras yo nado hacia mi propia orilla, o vas a coger el oro remo y trabajar conmigo?

domingo, 12 de octubre de 2025

La magia.

Maravillosa y relativa existencia…la congoja de un día es el alivio de otro.

La vida cambia a paso apabullante y mi planteamiento es que eso es lo único que no va a cambiar. ¿Querría saber qué me depara el devenir?

A veces me ofusco con eso… luego, reflexiono, que el conocimiento de un hecho no cambia el final del mismo, y es posible que el anticipamiento me privase del aprendizaje.

¿No es acaso eso lo que siempre ansío? Una evolución personal pura e íntegra que me demuestre que merece la pena saberse viva.

Aunque.. a veces, también anhelo la calma. Una existencia más plana y un aprendizaje a través del amor, ¿cuándo se girará esa rueda para mí?

Tal vez nunca, y tal vez esa misma sea la magia.

Tengo un mantra: “yo soy más que esto”, y lo aferro a mi pecho con la fuerza de quien se ha visto desnuda en una tempestad y sabe que debe ir abrigada esta vez. De quien ha visto cómo sus huesos se quebraban por el frío, y tiene un buen puñado de yesca y un mechero…

El mordisco de la soledad no es una dentellada tan gélida cuando tu piel está curtida por un profundo trabajo interno… aunque sigue dejando una marca amarga.

Y, aunque los domingos caigan como un cubo de agua con hielo, cada vez son más dulces, porque ahora soy capaz de verlos como un mero aviso de las cosas que todavía no han entrado en movimiento dentro de mí.

Tal vez, reitero, la magia sea esa. Cenar con una misma y el murmullo de las conversaciones ajenas. Volver al calor de mi hogar, donde me ampara mi propio mundo.



domingo, 21 de septiembre de 2025

Domingo. Bitácora 7.

El domingo cae con el peso de los desesperados. Hoy no me veo nada fuerte…

Tu imagen danza de manera constante por mi subconsciente y sigo imaginando que llegue el momento en que pese más el amor que le miedo.

Me torturo, como puedes ver, pero es que “he abierto mi cadáver y puedo ver de qué he muerto”. Supongo que ese es mi don, aunque en días como hoy pese como una condena.

Me imagino mi estado mental dentro de otra semana, supongo que las cosas habrán bajado un poco esta intensidad.

sábado, 20 de septiembre de 2025

Estoy jodida. Bitácora 6.

Te imagino en la puerta de casa, esperándome, solo para decirme que quieres luchar… que quieres intentar reparar lo que un día rompimos y llevas en el pecho… que quieres salvar esa distancia por mí.
Joder, no quiero olvidarte… no quiero que dejes de ser quien eres ahora para mí. Pero me duele el pecho diariamente y tengo que escaparme a llorar cuando las cosas me recuerdan a ti.
Estoy jodida.
Te imagino una tarde más jugando al wow en casa y luego pidiendo chino y viendo una peli. Te imagino andando conmigo por valencia, hablando de algún recuerdo del pasado. Te imagino frente a mi, en la mesa 11 del ramen, mientras me dices lo que te encanta verme comer. Te imagino a mi lado, en tu sofá, abrazados, o dormido en mi regazo…
Te echo tanto de menos…

Vísceras. Bitácora 5.

Siento que siempre tengo que ser perfecta para ti, que no puedo mostrarte mis sentimientos porque eres frágil a ellos, porque los tomas como balas en vez de como puertas a la conexión. Siento que siempre tengo que ser estable y que tengo que estar hipervigilante, porque las cosas que no te gustan no las hablas, solo las guardas y te alejas en consecuencia, creas muros en vez de ser vulnerable y decirle a las personas que amas qué pasa, para poder arreglarlo. Eso es el inicio de  las dinámicas tóxicas y aterra pensar en no tener descanso realmente, porque contigo nunca se sabe si algo te ha sentado mal, porque no eres cálido cuando algo te molesta, no eres constructivo. Para ti, el daño siempre está fuera, no ves que estos mismos patrones son los que crean también ese daño y prefieres aislarte emocionalmente a trabajarlos.

Contigo, tengo que ser perfecta y seguir fustigándome por una versión mía que no te gustó, sin ver la versión tuya que me ofreciste, sin ver que también me hiciste daño y que tu eterna condena a mí me sigue pesando. Me has tratado como si fuese carnaza, me has dejado entrar, a tu lado de nuevo, has sido constante, has tocado mi cuerpo, todo y sabiendo que no ibas a abrirte emocionalmente a mí, todo y sabiendo que llevas dos años juzgándome por lo mismo, solo que yo no sabía que no podía abrirme en ese momento y tú eras plenamente conocedor de que siempre iba a pesar más el ego.

¿Que tengo que hacer con todo esto? Hablarte desde ahí es manchar nuestra despedida, después de todo el amor que tengo para cerrar, así que, debo dejar que vivas en la inopia, pensando que soy yo la causante de que estemos así.

No podríamos crecer con tus constantes bloqueos a hablar las heridas y sanar. No podríamos crecer sin un lugar en que dejar ir eso y tú no quieres trabajarlo… lo que es sinónimo de que no vamos a crecer nunca juntos, y duele como estacas…

viernes, 19 de septiembre de 2025

Tengo que respetarte. Bitácora 4.

Hoy pesas y eres ligero. Me convenzo de que la vida sigue como si tal cosa, mientras el dolor sigue instaurado en mi pecho.

Me atrevo a sonreír, hasta que tu imagen ensombrece mi mente y me quita la sonrisa.

Siento mucha rabia de que tengas miedo, y aun mas de no poder respetarte si es lo que quieres hacer.

Solo hay una vida, ¿no vas a arriesgarte a vivirla con la persona a la que amas? Igual sea eso, que no soy la persona a la que amas.

Que te enamoraste de un ideal y no te esperaste a conocer a la persona verdadera, que me cubriste de expectativas en un momento en que te dije que estaba mal, y no supe como romper eso bien… no supe como salir del rol de perfección.

Aun creo que sigo metida en él. Andando de puntillas para no volver a arañarte el corazón. 

Ojalá pudieses decirme qué es aquello en lo que te hago daño, para repararlo al momento.

Ojalá no te aferrases a las palabras mal dichas, como si fuesen una verdad absoluta, de la misma manera en que no lo haces con las bien dichas.

Ojalá me juzgases por mis actos de verdad. Por todo lo que soy siempre para ti y no por una versión mía que había tocado fondo. Por dos semanas negras, como si fuesen el absoluto de nuestra historia.

Pero tengo que respetarte… tengo que ser madura y respetarte.