Hoy pesas y eres ligero. Me convenzo de que la vida sigue como si tal cosa, mientras el dolor sigue instaurado en mi pecho.
Me atrevo a sonreír, hasta que tu imagen ensombrece mi mente y me quita la sonrisa.
Siento mucha rabia de que tengas miedo, y aun mas de no poder respetarte si es lo que quieres hacer.
Solo hay una vida, ¿no vas a arriesgarte a vivirla con la persona a la que amas? Igual sea eso, que no soy la persona a la que amas.
Que te enamoraste de un ideal y no te esperaste a conocer a la persona verdadera, que me cubriste de expectativas en un momento en que te dije que estaba mal, y no super como romper eso bien… no supe como salir del rol de perfección.
Aun creo que sigo metida en él. Andando de puntillas para no volver a arañarte el corazón.
Ojalá pudieses decirme qué es aquello en lo que te hago daño, para repararlo al momento.
Ojalá no te aferrases a las palabras mal dichas, como si fuesen una verdad absoluta, de la misma manera en que no lo haces con las bien dichas.
Ojalá me juzgases por mis actos de verdad. Por todo lo que soy siempre para ti y no por una versión mía que había tocado fondo. Por dos semanas negras, como si fuesen el absoluto de nuestra historia.
Pero tengo que respetarte… tengo que ser madura y respetarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario