miércoles, 10 de septiembre de 2025

Una hoguera en la ventisca.

La noche cruje entre el desvelo de las ensoñaciones. Llevo horas postrada ante mí misma, días surcando estos océanos de sentimientos que reprimía, cansados de quedar bajo esta piel temerosa y adolorida, furiosos hasta dejarme tiritando en medio del agua, sin saber muy bien qué hacer.

Las cosas eran más fáciles hace unas semanas, cuando fingía que todo eso no estaba ahí. Pero tus labios han seguido buscando mi frente,  tus manos apartando mi pelo, tus ojos brillando con los míos, tus brazos fundiéndose con mi piel. 

Ya me ves... estoy perdida en el eco de tu risa, en los momentos que hemos empezado a compartir y te diría mil cosas, pero sigo observando cuán íntegra he con seguido ser y cuán íntegra puedo seguir siendo, esperando a que la tormenta amaine.

Es difícil... ahora somos personas distintas pero con ecos del miedo del pasado. Con un  muro que da congoja romper, por eso me he armado de una cuerda, un pico y unas buenas botas, solo para decirte que no es necesario romperlo, que puedo escalarlo y buscarte al otro lado cuando estés preparado.

Estoy esperando al sonido de tu voz, pero esta semana tienes ventisca y a mí me toca ser paciente. Demostrarme que puedo permanecer por las cosas que amo, sin echar a correr cuando tengo miedo. Así que... aquí me tienes, avivando una noche más esta hoguera que hemos prendido, esperando a que puedas ver el brillo de este fuego y quieras venir a casa.

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