Sé que nadie me va a entender, no de la manera en la que necesito que alguien me entienda. Luego, me planteo, si esta necesidad es real, o solo es el fruto del anhelo más profundo de mis deseos que surge cuando explota la intensidad.
Me permito sentir a tan alto nivel que, luego, todo se convierte en un vacío perpetuo que ha de oprimirme durante un tiempo más, hasta que haya conseguido dominar el desapego y pueda mantenerme, de nuevo, al borde de la línea.
Esta soledad es extraña, porque toca diversas partes de mi psique. A veces la veo hermosa, necesaria, sin ella ¿quién sería yo? no podría encontrarme en este pozo tantas veces si no me acariciase las entrañas. Otras, me desgarra todo el interior, y yo, desde fuera, no sé por dónde se está derramando la sangre.
Así fluctúo durante el tiempo necesario para que mi cuerpo recupere la estabilidad que ha perdido y luego… luego vuelvo a los placeres sencillos, anhelando el momento en que pueda volver a sentirme así… temiéndolo.
Me encantaría experimentar en mi piel lo que sienten otras personas, y luego compararlo con lo que bulle en mi interior. ¿Será tan distinto? ¿Será esto, en realidad, tan profundo? ¿Cómo verá esto alguien que siente más que yo? ¿Es este el camino a un nuevo despertar y yo, estúpida, sigo perdiéndome en el anhelo de conexión?
El mundo me ha vuelto a poner bajo la mira de la divinidad, y yo sigo fallando eternamente, porque no sé qué hacer con todo esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario