domingo, 20 de agosto de 2023

Lo que tú eres.

Si te tienes que ir, si es lo que decides en tu fuero interno, no creas que vas a hacerlo por completo. 
Vas a hospedarte aquí, en este quemazón que mutará con el tiempo y te recordará como mucho más que un breve amor de verano.

Porque tú no eres eso, tú eres muchas más cosas...

Eres un hogar cuando tus labios rozan mi frente y tus manos aprietan con fuerza mi piel, como si temiesen por un  momento que fuese a escurrirme y no volver, como si no supieses que, desde que te conozco, no hay otro lugar al que haya querido ir.

Eres un amigo, al que puedo sorprender con alguno de mis chistes malos, el que observa, perplejo, cómo me descoloca y anima con un humor ácido y serio. Como si no acabases de creerte que hablamos el mismo idioma.

Eres un escucha, quien se ha adentrado muy rápido en medio de mis anhelos, de mis sueños, de mis inquietudes, pero también de mi oscuridad. Como si no temieses que nuestros demonios se encuentren y bailen.

Eres un maestro, quien me ha enseñado sus manías, sus pautas, su manera de ser y de tratar. Quien me ha instruido en la paciencia, en la belleza de un momento tan simple y complejo, como puede ser cocinar. Como si el tiempo fuese infinito y pudieses emplearlo todo conmigo.

Eres un amante, cuando nos unimos y formamos uno sólo, cuando nuestros cuerpos se acompasan entre risas y el tiempo pasa en un suspiro. También cuando apoyo la cabeza contra tu pecho y puedo oír tu corazón, a veces nervioso, a veces sosegado, pero siempre puro, como un cálido fuego en una noche de invierno.

Eres una caja de sorpresas, cuando me cuentas con fervor tus historias, cuando me hablas de tus gustos, de tus pasiones, tus inquietudes y deseos. Como si no tuvieses miedo a mostrarte ante mí tal cual eres.

Eres un alma gemela, cuando ahondamos en el otro y seguimos descubriendo todas aquellas cosas que nos unen, que nos diferencian del resto... También un opuesto, cuando actuamos de maneras tan distintas a las mismas adversidades. Como si realmente existiesen esas antiguas leyendas y acabásemos de encontrar el final del hilo.

Eres un enigma, cuando se dan nuevas situaciones y no te entiendo, y temo. Cuando lo asentando muta y me atraganto en una espiral, sin saber qué hay del otro lado, si un abismo o unos brazos que van a recogerme si me esfuerzo para cruzar y descubrirlo. Como si, por un momento, fueses una persona distinta.

Eres una buena persona, lo sé por cómo hablas de la vida, de lo que te hace feliz. De tu pasado y tus emociones, de tu familia, de tus gatos... Como si tu alma estuviese siempre presente para perpetuar los valores que tan bien te definen.

Y es que eres eso, un alma en un mar de cadáveres. Una oscuridad con luz propia. 

Y yo... yo siento que me quedo en la puerta, con unas garras aferrándome los tobillos y un ramo de flores mustias entre las manos, añorando el poder seguir compartiendo lo que muestras, descubriendo lo que ocultas, lo bueno, lo malo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario