Concentré, pues, mi caos mental vomitado en líneas y, con ello, no conseguí más que el reflejo de una mente perturbada que moría entre palabras.
Apretó con fuerza sus manos, encaminose al vacío... siempre dijeron que tenía el poder de abrir las puertas del olvido.
Imploró al Demiurgo, deshizo sus pecados, aun así, el tiempo nunca estuvo de su lado.
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