sábado, 16 de noviembre de 2024

El alma.

Y conoceré a otra persona, y conocerás a otra persona.

Eso es lo peor de todo esto, abrazar cada noche estos sueños rotos. Seguir aferrada a las palabras que creí, a toda la confianza que puse en ti.

Me aferro las costillas en un abrazo de dedos punzantes y me compadezco de mi alma, todavía presa de estos sentimientos.

Ojalá. Ojalá hubieses tenido estas ganas ardiendo también en tu interior. Ojalá mi sensibilidad no fuese una pateada de huevos para ti, ni mi presencia un incordio.

Te miro en tu sofá, aquellas dos semanas, y sigo soñando cada día con esa persona, con esa sonrisa y esa complicidad. Luego, viene el infierno a mi corazón y me oprime el pecho.

Me permito llorar tu ausencia. Me permito ser débil y añorarte, solo que sigo sin saber qué añoro, si estas sábanas prácticamente no han tenido tu presencia…

Te hubiese regalado el mundo, pero lo quería también de vuelta. Al final, un vínculo sin reciprocidad sólo es un consumo de energía, largas noches de insomnio y mucha ansiedad.

Ahora me acuesto sin ninguna de las tres, pero me arde el pecho y me escuecen los ojos. 

Es parte del proceso, ya lo he vivido antes, solo que cuesta pensar en otros labios y en otro cuerpo, cuesta pensar que acabaré mis días abrazada a alguien que no eres tú, yo que soñaba con que llegase esa cotidianidad que prometiste; me toca quedarme con tus promesas rotas y tu cara de desgana cada vez que me veías romperme.

Recomponerme se hace cuesta arriba, creo que estoy destruida. He suplicado tanto amor que tengo miedo de volver a equivocarme y creerme más palabras llanas.

A veces, prefiero deleitarme en tu recuerdo de esas dos semanas, vivir mi idilio platónico con esa persona tan atenta y detallista; esa persona que no eres tú.

Una conversación de sofá de horas, tantas coincidencias, esa necesidad de tocarnos, rasgar el ser del otro mientras el tiempo pasa volando y, al llegar a casa, un mensaje de buenas noches diciéndome lo increíble que ha sido la noche… lo afortunado que te has sentido.

Fui feliz. Ahí. 

Voy a atesorarlo para siempre soñando que, tal vez, pudieses haber sido esa persona si te hubiese conocido en otro momento.

Ahora, esperaré paciente a encontrar ese alma en otro lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario