jueves, 17 de noviembre de 2022

Día 8: Mar.

El agua, helada, te aguardaba.

Rompía feroz contra mis piernas, reclamándote.

Mis manos se han sumergido en ella, te han dejado ir.

Tus cenizas han quedado danzando al son de la furia de un mar de invierno, que, sin lugar a dudas, sabía que ibas a llegar; que sabía que tenía una nueva esencia que atesorar.

El último rastro de la materia que confortaba tu cuerpo, blanco, ha sido engullido por la oscuridad de la noche, por la intranquilidad del mar.

Ya no quedan más despedidas, solo el mismo sitio de siempre para llorar.

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