lunes, 19 de noviembre de 2012

4

Y puedo hablaros de esa sensación en la que el hambre te hace mella pero aún así no puedes comer, porque hay algo que oprime la boca de tu estómago, en la que el sueño atormenta cada tramo de tu cuerpo, menos tus ojos, estos se mantendrán abiertos aunque tu mente haya desconectado, en la que los alicientes no son más que otra forma de no conseguir evadirte, al igual que tumbarte a mirar al techo pasa a ser una tortura más para tu alma, porque las imágenes de su sonrisa quebrada fluyen a través de ti. Y entonces desearías ser la que dominase el vacío de sus ojos, para devolverlos a la realidad, para aislarlos de la opresión que genera su mente, pero no puedes, ¿acaso alguien es capaz de quitar el vacío de los tuyos?. Y entonces piensas en hipotéticas formas de hacerle feliz, pero es duro, porque siempre has tenido encerrado el sentimiento hacia él, y justo cuando consigue surgir.. se resquebraja. Si los deseos se cumpliesen, desearías verle feliz, ¿verdad?. Ya, pero no todo es tan fácil sabiendo que su felicidad hunde la tuya, pero eh, no importa, nunca te has considerado una persona tan egoísta como para hundir sueños, vidas o sentimientos… nunca. Entonces te vas, ¿que mejor remedio para el dolor que la huida de aquello que lo causa?, pides desaparecer, pero no funciona, porque ya has gastado tu deseo en su felicidad. Caes al pozo, sabes que habrá luz, pero no sabes cuándo, no sabes cuánto aguantarás los fantasmas inexistentes que en la oscuridad te atormentan, pero eres fuerte, ¡claro que lo eres!, que él sea especial no quiere decir que no vaya a haber otro alguien que te haga pensar igual… ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario