- Abrió la puerta de par en par, de golpe, en su cara se reflejaba la desaprobación, la furia; empezó a gritarme, y entre insulto y reprimenda dejaba entrever que yo tenía un serio problema de adicción a los videojuegos y que la marcha que llevaba no era vida. Sabía perfectamente que ella tenía razón cuando me gritaba, pues ciertamente llevaba desde las dos del medio día, que me había levantado, hasta las 6 de la mañana jugando, y puede que por eso fuese incapaz de entrar en razón , que más bien colerizándome le gritase que mis adicciones eran cosa mía y que precisamente ella debería entenderme puesto que su adicción al tabaco era mayor que la mía a los videojuegos y que por lo menos mi adicción no me mataba poco a poco. Cerró la puerta profiriendo insultos de varios tipos seguidos de amenazas, mientras regresaba a su habitación a seguir durmiendo.Me quedé, pues, pensando en todas las cosas que hacía mal por miedo a plantarle cara a la verdad. La realidad era que en ese juego tengo la vida que siempre he soñado, el trabajo de mis sueños, la casa ideal y la familia perfecta, y que es duro desprenderse de algo que, aunque sea de modo ficticio y virtual, te acerca a aquello a lo que solo alcanzas cuando duermes, pero ¿cómo iba a decirle eso?. Sé que no debería echarle en cara ningún vicio que pudiese tener, porque puede que los necesite para aguantar su propia vida, pero ella tampoco debería echarme en cara mis vicios porque realmente no sabe todo lo que soporto y todo lo que me guardo y aunque crea saber mucho de mí, no tiene ni una remota idea de cómo soy. Pero en el fondo sé que mi vicio también me mata lentamente, es duro ver a través de una pantalla todos tus sueños reunidos, y que alguien virtual que lleva tu nombre los cumpla por ti..
Concentré, pues, mi caos mental vomitado en líneas y, con ello, no conseguí más que el reflejo de una mente perturbada que moría entre palabras.
lunes, 19 de noviembre de 2012
Yo sé que muero lentamente.
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