lunes, 19 de noviembre de 2012

Mi mente.

Y entonces comprendí dónde estaba el gran fallo de mi mente, y era la realidad. La realidad la golpea y la abruma, mueve los engranajes que despejan las nubes de “magia” y.. ¡chas!, aparecen los fallos, aparecen los fantasmas, las desilusiones, los miedos y los fracasos. Y entonces.. comprendí que mi mente actúa como una sombra que cobardemente envuelve y distorsiona, y que huir a ella, lejos de ayudar, daña más, porque no es azul siempre el cielo, ni las mariposas baten sus alas eternamente. Volví pues al ente que divaga, al alma errante atormentada por no poder traspasar los muros que le aprisionan, porque en mi mente no hay descanso alguno y eso se refleja en el vacío que abarcan los ojos, en la letargia de las palabras, en los silencios. Y una vez la realidad penetra, sabes que el culpable de todo es el miedo, que la acompaña, que recorre cada tramo de tu ser, que quita el velo, que despierta y no te deja cerrar los ojos a lo que realmente sucede. Y llegado ese punto comprendes muchas cosas que no querrías comprender.. vuelves a cerrar los ojos, vuelves a la ignorancia, a la falsa ilusión pero con el peso de la realidad a cuestas, tienes la balanza, los dos caminos, pero siempre se vuelve al mismo.. he ahí el gran fallo de mi mente.

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