- Tal vez no debería abrir las puertas de mi mundo tan fácilmente, puede que los arrabales de mi imaginación causen estragos en la idea que se hace todo aquel que los escucha sobre la magnitud de mi persona, mi forma de ser o de pensar, puede que se creen una idea equivoca de lo que realmente soy y así pues consigan que pierda mi verdadera identidad. La verdad es que nunca he sido especial ni he tenido nada importante por lo que poder destacar, pero siempre me he esforzado en serlo, hay quien se esfuerza en ganar dinero, o en tener varios y diversos amoríos, yo no, yo nací diestra queriendo ser zurda y es así como logré ser ambidiestra, eso es lo que en mayor medida definiría como soy, lo que se pueda ver o interpretar simplemente será una parte de mí, pero esa parte no tiene porqué ser real, siempre dependerá del ojo que interprete o el ojo ciego que se deje guiar por esa interpretación, pero poco más. Podría definir la idea que tengo acerca de mí misma, pero no serviría de nada puesto que la mayoría de los aspectos de los que dataría este texto serían desconocidos incluso para la persona que mejor me conozca, porque dentro siempre hay algo más, siempre hay algo que ocultamos, ya no porque queramos hacerlo, sino simplemente porque no ha tenido la oportunidad de salir a flote. Este texto viene inspirado en una moraleja que tengo instaurada en el subconsciente y debería dejar ir antes de que me impida dormir; ni me ames ni me odies, porque no soy ni tan buena ni tan mala como los acontecimientos te harán ver y el concepto que puedas estar tomando de mí puede que no sea el cierto y al final acabes estando ante una completa desconocida.
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Concentré, pues, mi caos mental vomitado en líneas y, con ello, no conseguí más que el reflejo de una mente perturbada que moría entre palabras.
lunes, 19 de noviembre de 2012
Iceberg.
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