lunes, 19 de noviembre de 2012

Retórica vida la mía.

Como si veneno recorriese mis venas e infectase cada tramo de mi piel. He dejado los excesos, pero también he dejado la monotonía pasada para aventurarme a una nueva. Sí. Que grato placer el de la ilusión, y que amargo sabor deja el recuerdo de lo que abandonas, pero siempre es así ¿no?. Siempre hay algo bueno por algo malo, eso de la balanza, lástima que las ilusiones siempre queden destrozadas bajo el peso del incumplimiento de los sueños. Está bien tener una meta, pero ¿de qué te sirve si desde la lejanía se burla de ti dejándote un solo camino por el que no puedes pasar porque está infecto de obstáculos inquebrantables?. Puede que sea yo, como siempre, mi mente da una vuelta de 360º y lo pierdo todo, todo queda destruido, y las cosas buenas que realizo nunca quedan recompensadas, más bien quedan mancilladas por algo que no hago bien, y así el castigo es doble. Es doble el sufrimiento al que me precipito, pero es que mi mente me atormenta constantemente, y si alguien fuese conocedor de esa sensación, si alguien que no viviese en la ignorancia me leyese, tal vez si comprendería la sencillez a la que aboco esta vez a mis palabras.
Este es otro de esos escritos que quien se aventure a leerlo será presa de una espiral de malentendidos, dudas y mofa, pero no es asunto mío, yo escribo para mí, para releerme constantemente y de ese modo encontrar el fallo que oprime mi ser. El lector, aunque gratificante, es secundario. 

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