domingo, 12 de octubre de 2025

La magia.

Maravillosa y relativa existencia…la congoja de un día es el alivio de otro.

La vida cambia a paso apabullante y mi planteamiento es que eso es lo único que no va a cambiar. ¿Querría saber qué me depara el devenir?

A veces me ofusco con eso… luego, reflexiono, que el conocimiento de un hecho no cambia el final del mismo, y es posible que el anticipamiento me privase del aprendizaje.

¿No es acaso eso lo que siempre ansío? Una evolución personal pura e íntegra que me demuestre que merece la pena saberse viva.

Aunque.. a veces, también anhelo la calma. Una existencia más plana y un aprendizaje a través del amor, ¿cuándo se girará esa rueda para mí?

Tal vez nunca, y tal vez esa misma sea la magia.

Tengo un mantra: “yo soy más que esto”, y lo aferro a mi pecho con la fuerza de quien se ha visto desnuda en una tempestad y sabe que debe ir abrigada esta vez. De quien ha visto cómo sus huesos se quebraban por el frío, y tiene un buen puñado de yesca y un mechero…

El mordisco de la soledad no es una dentellada tan gélida cuando tu piel está curtida por un profundo trabajo interno… aunque sigue dejando una marca amarga.

Y, aunque los domingos caigan como un cubo de agua con hielo, cada vez son más dulces, porque ahora soy capaz de verlos como un mero aviso de las cosas que todavía no han entrado en movimiento dentro de mí.

Tal vez, reitero, la magia sea esa. Cenar con una misma y el murmullo de las conversaciones ajenas. Volver al calor de mi hogar, donde me ampara mi propio mundo.



domingo, 21 de septiembre de 2025

Domingo. Bitácora 7.

El domingo cae con el peso de los desesperados. Hoy no me veo nada fuerte…

Tu imagen danza de manera constante por mi subconsciente y sigo imaginando que llegue el momento en que pese más el amor que le miedo.

Me torturo, como puedes ver, pero es que “he abierto mi cadáver y puedo ver de qué he muerto”. Supongo que ese es mi don, aunque en días como hoy pese como una condena.

Me imagino mi estado mental dentro de otra semana, supongo que las cosas habrán bajado un poco esta intensidad.

sábado, 20 de septiembre de 2025

Estoy jodida. Bitácora 6.

Te imagino en la puerta de casa, esperándome, solo para decirme que quieres luchar… que quieres intentar reparar lo que un día rompimos y llevas en el pecho… que quieres salvar esa distancia por mí.
Joder, no quiero olvidarte… no quiero que dejes de ser quien eres ahora para mí. Pero me duele el pecho diariamente y tengo que escaparme a llorar cuando las cosas me recuerdan a ti.
Estoy jodida.
Te imagino una tarde más jugando al wow en casa y luego pudiendo chino y viendo una peli. Te imagino andando conmigo por valencia, hablando de algún recuerdo del pasado. Te imagino frente a mi, en la mesa 11 del ramen, mientras me dices lo que te encanta verme comer. Te imagino a mi lado, en tu sofá, abrazados, o dormido en mi regazo…
Te echo tanto de menos…

Vísceras. Bitácora 5.

Siento que siempre tengo que ser perfecta para ti, que no puedo mostrarte mis sentimientos porque eres frágil a ellos, porque los tomas como balas en vez de como puertas a la conexión. Siento que siempre tengo que ser estable y que tengo que estar hipervigilante, porque las cosas que no te gustan no las hablas, solo las guardas y te alejas en consecuencia, creas muros en vez de ser vulnerable y decirle a las personas que amas qué pasa, para poder arreglarlo. Eso es el inicio de  las dinámicas tóxicas y aterra pensar en no tener descanso realmente, porque contigo nunca se sabe si algo te ha sentado mal, porque no eres cálido cuando algo te molesta, no eres constructivo. Para ti, el daño siempre está fuera, no ves que estos mismos patrones son los que crean también ese daño y prefieres aislarte emocionalmente a trabajarlos.

Contigo, tengo que ser perfecta y seguir fustigándome por una versión mía que no te gustó, sin ver la versión tuya que me ofreciste, sin ver que también me hiciste daño y que tu eterna condena a mí me sigue pesando. Me has tratado como si fuese carnaza, me has dejado entrar, a tu lado de nuevo, has sido constante, has tocado mi cuerpo, todo y sabiendo que no ibas a abrirte emocionalmente a mí, todo y sabiendo que llevas dos años juzgándome por lo mismo, solo que yo no sabía que no podía abrirme en ese momento y tú eras plenamente conocedor de que siempre iba a pesar más el ego.

¿Que tengo que hacer con todo esto? Hablarte desde ahí es manchar nuestra despedida, después de todo el amor que tengo para cerrar, así que, debo dejar que vivas en la inopia, pensando que soy yo la causante de que estemos así.

No podríamos crecer con tus constantes bloqueos a hablar las heridas y sanar. No podríamos crecer sin un lugar en que dejar ir eso y tú no quieres trabajarlo… lo que es sinónimo de que no vamos a crecer nunca juntos, y duele como estacas…

viernes, 19 de septiembre de 2025

Tengo que respetarte. Bitácora 4.

Hoy pesas y eres ligero. Me convenzo de que la vida sigue como si tal cosa, mientras el dolor sigue instaurado en mi pecho.

Me atrevo a sonreír, hasta que tu imagen ensombrece mi mente y me quita la sonrisa.

Siento mucha rabia de que tengas miedo, y aun mas de no poder respetarte si es lo que quieres hacer.

Solo hay una vida, ¿no vas a arriesgarte a vivirla con la persona a la que amas? Igual sea eso, que no soy la persona a la que amas.

Que te enamoraste de un ideal y no te esperaste a conocer a la persona verdadera, que me cubriste de expectativas en un momento en que te dije que estaba mal, y no super como romper eso bien… no supe como salir del rol de perfección.

Aun creo que sigo metida en él. Andando de puntillas para no volver a arañarte el corazón. 

Ojalá pudieses decirme qué es aquello en lo que te hago daño, para repararlo al momento.

Ojalá no te aferrases a las palabras mal dichas, como si fuesen una verdad absoluta, de la misma manera en que no lo haces con las bien dichas.

Ojalá me juzgases por mis actos de verdad. Por todo lo que soy siempre para ti y no por una versión mía que había tocado fondo. Por dos semanas negras, como si fuesen el absoluto de nuestra historia.

Pero tengo que respetarte… tengo que ser madura y respetarte. 

jueves, 18 de septiembre de 2025

Un hueco.

Has elegido activamente que no merezco la pena, como siempre tuve miedo que pasase… y ahora, el corazón me oprime el pecho desde hace una semana y parece que este dolor no vaya a tener fin.

Supongo que no eras tú y esa es toda la lectura que yo tenga que hacer a esto. Que el universo te quiere alejar de mí para que deje de verte desde los ojos del amor, pero duele tanto… no imaginaba volver a sentir este dolor otro vez, pensaba que lo había anestesiado.

Ahora, no sé cuánto tiempo me quede con mis fantasmas, y me aterra… porque cuando se vayan, también te habrás ido tú, y todo esto ya no tendrá un sentido, solo habrá sido un aprendizaje.

Parece que nuestro amor haya venido con el signo de una condena y da igual la fase en que estemos, esa maldición no se quita.

Siento mucho dolor y mucha rabia, porque sé que esto se puede si los dos queremos intentarlo… pero me has dejado claro que no quieres y eso duele hasta quebrar los huesos.

Me imagino que a tu lado debería haber sido siempre perfecta, porque nunca has sido capaz de perdonarme mis errores, lo veo en tus acciones, aunque me digas que entiendes que soy humana y no soy perfecta… siento que realmente a no lo haces, que no eres empático conmigo, ¿pero lo soy yo contigo si te digo todo esto?

Eres libre de marcharte y esa decisión debo respetar, hasta que ya no tenga sentido volverte a abrir un hueco en esta vida.

lunes, 15 de septiembre de 2025

Roto.

No tengo hambre. No tengo sueño. No tengo ganas de pasar otro duelo… hoy también quiero dejar de ser yo.

¿Por qué lo romantizo? Si sé de sobra que todo se puede intentar cuando amas de verdad a alguien. 

¿Por que te escudo en tu dolor? ¿Por qué te justifico? Porque no quiero ver que, en realidad, no soy la persona de tu vida, no me amas, y eso solo significa que tampoco eres la mía.

Llevo horas sobre mi misma llorando y el dolor no se va… por eso nunca quiero amar. Porque yo también tengo miedo, porque mis sentimientos son más profundos… van más allá.

Me he quebrado y no me apetece recomponerme. A mí solo me apetecía que todos los días fuesen como ese viernes, que creciésemos juntos, que sanásemos y madurásemos. Ahora, se queda solo en el amor, pero el amor no es nada sin las ganas de luchar y hacer las cosas bien.

Me quedo con tu imagen sosteniendo el carrito de nuestra bebé ensartada en el pecho, porque nunca te he dicho que te veía el padre de ella. Nunca te he dicho que me imaginaba viviendo contigo, discutiendo, riendo, amándonos. 

Tampoco te lo diré nunca, se quedará conmigo hasta que olvide que sentí todo esto. Hasta que vuelva a adormecerlo.

Ya no serás mi marido. Ya no andarás conmigo de la mano ni redescubriremos cada tramo de la piel del otro. Ya no nos veremos viejos y con arrugas, ya no podremos decir que el amor fue más fuerte porque nos elegimos por encima de los miedos.

Porque no lo hicimos. Porque tú no me has elegido y yo no me he quedado a pesar de eso. Porque ambos hemos elegido separar nuestros caminos.

No puedo cumplir mi promesa ahora y me aterra si serás un extraño la próxima vez que vuelvas, como sentí a mi antiguo mejor amigo… sin remedio. Solo otra puerta al pasado.

Al menos, yo viviré en tus recuerdos. Al menos seré eterna en ellos. Y tú serás una de las pocas personas a las que he amado con el alma en esta vida, creo que te gustaría saber que alguien te quiere así, desde lo genuino y no desde la intensidad. 

Desde lo genuino acepto tu decisión, aunque tenga el corazón hecho trizas y tantas horas con un solo café y unas patatas..

Ojalá es lo que repetiré cada día, mientras tu ausencia siga doliéndome así en el pecho… como todas estas horas.

Ojalá me amases otra vez, queriendo ser maduro en esta vuelta y no solo emocional. 

Ojalá dejases que te amase yo esta vez, desde todo lo bonito que sé amar y no solo desde mis heridas.

Ahora le tengo que decir a mi mente que deje de esperarte, que hay que avanzar y no cerrarse al amor… pero cómo hago eso… dime.

Nada me pertenece.

 Mi casa no es mía, es de las cucarachas, de las exigencias de los vecinos y del banco. También podría ser del agua, si decide volver.

Mi trabajo no es mío, allí mi alma se apaga y nunca soy suficiente.

Mi corazón no es mío, es de los errores que no puedes perdonar.

Mi cuerpo no es mío, es de esta tristeza que vs a acabar de derrumbarlo.

domingo, 14 de septiembre de 2025

El hombre del tiempo.

El hombre del tiempo vive atrapado en los recuerdos. Acude a ellos de manera sistemática, entre sus fragmentos de desidia, comido por la gravedad del mundo cotidiano, que lo absorbe en una urbe a la que, por desgracia, debe pertenecer.

Se deleita imaginando un mundo abstracto, utópico, en el que esas encarcelaciones humanas no pueden rozar su piel ni consumir sus entrañas. Se plantea el sentido de la existencia, mientras pasa otro período ausente, divagando en un mar de anhelos, con su bote y todas esas llaves que usa para abrir puertas al pasado.

Y es que el hombre del tiempo habita el pasado. Lo hace mientras las luces de los tugurios inciden en sus ojos, paulatinamente, cada noche que sale a pasear y se pierde entre los andamios carcomidos que han visto el paso de su existencia. Se siente insignificante cada vez que los contempla, maravillado por lo ínfimo que puede resultar su ser ante los escombros en que se han convertido las construcciones; bellas y distantes.

Lo habita también cuando las luces pasan rápidas ante sus pupilas, sentado en uno de los asientos de otro vagón, mientras la música hace de amolde mental a sus ideas, que no hacen más que reportarle lejos de la realidad que le ha tocado habitar.

Él ama, con absoluta intensidad, solo que teme perderse en los laberínticos pasajes de aquello que no puede controlar. Teme porque su inteligencia es incapaz de desmembrar la cuantía humana de las formas del subconsciente, y termina por alejarlas de sí mismo, obtuso, convenciéndose de que no pertenece a esos lugares que solo le traen quebraderos.

Si pudiese llevarle a un mundo carente de esas realizaciones humanas a las que se vuelca con fervor, creo que sería incapaz de darme el significado real que yo veo en la existencia. Tal vez eso sea lo que más nos aleje; el muro que se crea cuando transitamos nuestro propio significado de la realidad y no somos capaces de reconocer la visión del otro en ella.

¿Será el hombre del tiempo capaz de abrirme un espacio a la intimidad cuando la lógica le abstrae?

¿Seré yo capaz de dejar habitar mi mundo a alguien cuando siento que no percibe el sutil matiz del raciocino desde la inmensidad del subconsciente?

El hombre del tiempo y yo tenemos una cápsula de amor desde que nos conocimos. Acudimos a ella cada vez que la presencia del otro se ha desmaterializado.

Yo lo sé porque lo he visto en sus ojos cada vez que me lo he encontrado fugazmente, en un inciso de nuestra distancia, también por el brillo que tienen cuando me miran, donde reside el amor y el temor.

Él lo sabe porque he dejado de alejarle de mí y ahora dejo que toque mi piel, aún cuando tengo miedo de que nuestro amor se consuma y se rompa esa cápsula.

Porque, si se rompe.. tal vez yo pasaría a formar parte de una de sus puertas y él se perdería en mis vacíos mentales hasta dejar de existir. 

Tal vez…


sábado, 13 de septiembre de 2025

Al borde de la línea.

Sé que nadie me va a entender, no de la manera en la que necesito que alguien me entienda. Luego, me planteo, si esta necesidad es real, o solo es el fruto del anhelo más profundo de mis deseos que surge cuando explota la intensidad.

Me permito sentir a tan alto nivel que, luego, todo se convierte en un vacío perpetuo que ha de oprimirme durante un tiempo más, hasta que haya conseguido dominar el desapego y pueda mantenerme, de nuevo, al borde de la línea.

Esta soledad es extraña, porque toca diversas partes de mi psique. A veces la veo hermosa, necesaria, sin ella ¿quién sería yo? no podría encontrarme en este pozo tantas veces si no me acariciase las entrañas. Otras, me desgarra todo el interior, y yo, desde fuera, no sé por dónde se está derramando la sangre.

Así fluctúo durante el tiempo necesario para que mi cuerpo recupere la estabilidad que ha perdido y luego… luego vuelvo a los placeres sencillos, anhelando el momento en que pueda volver a sentirme así… temiéndolo.

Me encantaría experimentar en mi piel lo que sienten otras personas, y luego compararlo con lo que bulle en mi interior. ¿Será tan distinto? ¿Será esto, en realidad, tan profundo? ¿Cómo verá esto alguien que siente más que yo? ¿Es este el camino a un nuevo despertar y yo, estúpida, sigo perdiéndome en el anhelo de conexión?

El mundo me ha vuelto a poner bajo la mira de la divinidad, y yo sigo fallando eternamente, porque no sé qué hacer con todo esto.

Instintos primarios.

La trivialidad humana en su máximo esplendor, así es como definiría hoy mi paso por la existencia.

Creo que el ser humano está limitado porque no ahonda en los misterios de la psique, que es, en sí, su motor raíz.

La humanidad transita la cotidianidad y se limita a lo sencillo, dejando de ahondar en quienes son aquellos de los que se ve rodeado. El propio individuo se limita a sí mismo porque se impide transitar su propia conciencia e indagar en su propio centro.

Somos una especie limitada por nuestra propia raza, que dictatorialmente ha impuesto un degrado en la capacidad mental camuflado en forma de aliciente.

Me he dado cuenta que me transito mejor en el paso conmigo misma por la soledad, donde no tengo esperanza de compartir estos pensamientos con nadie cuando sé de antemano que es poco casual que los vayan a comprender. Esta es mi intensidad en su máximo esplendor y así es como me gusta vivirla cuando, después de una manera, estoy en esta cresta.

Temo mi siguiente paso por la cotidianidad, porque siento que se me va a volver a apagar la mente y caeré presa de mis instintos más primarios.

Ojalá poder estar siempre por encima de ello, como hoy.

viernes, 12 de septiembre de 2025

Ruina emocional.

Quedarse solo en la ruina emocional, oh sí, qué potente suena eso, Sándor, pero ¿qué quiere decir realmente?

Yo creo que la ruina me la gano yo sola, al andar chafando los escombros descalza. El inminente dolor que siento en el pecho cada vez que no sé gestionar una marea de sentimientos, hasta que consigo surfearla y todo vuelve a su cauce.

Cada vez me cuesta menos, pero veo las heridas que hay. Veo que todavía tengo miedo de dejarme la piel por alguien y no ser vista. Pero, volviendo al mundo real, hay más almas descarriadas que deben sentir esto mismo. La lástima es no coincidir en tiempo y espacio, para que podamos verter estos pinchazos del pecho en una aletargada melodía.

El problema es mío, por romantizar la vida hasta que te consume el cuerpo.

Mi cadáver.

El retumbar de este latir me tiene comidas las costillas.

He leído que esta profundidad se genera con la ausencia de un progenitor y la inestabilidad del otro, el combo perfecto para la sensibilidad… aprender a vivir en modo supervivencia.

A veces me pregunto cómo sería poder verlo todo desde otro prisma, ¿qué sentirán las personas a las que el pecho no les come el cuerpo? ¿qué siente alguien sin miedo a esta opresión que arrasa hasta las entrañas?

Ojalá es lo que digo cada vez, a cada vuelta del ciclo, cuando quiero decir tantas cosas… y sé que se van a entender tan pocas.

Ojalá alguien entendiese mi cabeza, y no solo en la amable teoría, donde se puede racionalizar cada gesto… ojalá alguien supiese lo que es estar en el lodo hasta los codos y no saber pedir una cuerda.

Otra vez más… ¿por qué yo?

A veces siento que el propósito es que mi cadáver acabe en el mar, junto a todas las cosas que nunca fueron mías. En la deriva sentimental, donde te sientes tan solo porque no hay ningún faro alumbrando la costa.

Que aterradora es esa soledad cuando te abraza, aunque solo sea por unas horas, por unos días… quiero mirar otros ojos a los que también devore esta intensidad.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Una hoguera en la ventisca.

La noche cruje entre el desvelo de las ensoñaciones. Llevo horas postrada ante mí misma, días surcando estos océanos de sentimientos que reprimía, cansados de quedar bajo esta piel temerosa y adolorida, furiosos hasta dejarme tiritando en medio del agua, sin saber muy bien qué hacer.

Las cosas eran más fáciles hace unas semanas, cuando fingía que todo eso no estaba ahí. Pero tus labios han seguido buscando mi frente,  tus manos apartando mi pelo, tus ojos brillando con los míos, tus brazos fundiéndose con mi piel. 

Ya me ves... estoy perdida en el eco de tu risa, en los momentos que hemos empezado a compartir y te diría mil cosas, pero sigo observando cuán íntegra he con seguido ser y cuán íntegra puedo seguir siendo, esperando a que la tormenta amaine.

Es difícil... ahora somos personas distintas pero con ecos del miedo del pasado. Con un  muro que da congoja romper, por eso me he armado de una cuerda, un pico y unas buenas botas, solo para decirte que no es necesario romperlo, que puedo escalarlo y buscarte al otro lado cuando estés preparado.

Estoy esperando al sonido de tu voz, pero esta semana tienes ventisca y a mí me toca ser paciente. Demostrarme que puedo permanecer por las cosas que amo, sin echar a correr cuando tengo miedo. Así que... aquí me tienes, avivando una noche más esta hoguera que hemos prendido, esperando a que puedas ver el brillo de este fuego y quieras venir a casa.

domingo, 7 de septiembre de 2025

Eres una constante.

Tu sofá acoge el peso de nuestros cuerpos, nos envuelve entre el tejido grisáceo de los sueños que estamos dejando sobre su terciopelo.

Me miras y te ríes. Te miro y sonrío también, porque hemos encontrado otro instante de complicidad entre esta hermosa tregua que llevamos meses perpetuando.

Nuestros cuerpos se entrelazan sin haber pedido permiso, solo han dejado de resistir al magnetismo que tienen, y ahora descansan uno sobre el otro, levemente, entre suaves caricias, entre tímidos besos desenfadados, entre nuestras manos entrelazadas.

Muchas son las veces que me has dicho que te gusta cuando te miro y sonrío, después de haber estado divagando. Porque, dices, traigo un brillo intenso en los ojos y una sonrisa profunda. Me encantaría que tu mente pudiese llegar al planteamiento de qué debo sentir en ese momento, y no solo se quedase en la superficie de la belleza que captas. 

Tal vez, fuese capaz de decirte que a veces te miro, y me siento tan profundamente en casa que se me estremece el cuerpo ante el temor de ser consciente de sentir algo así. Que te veo sonreír mientras te pierdes entre tus recuerdos, mientras me abres una puerta a que pueda contemplarlos contigo y se me encoge el pecho ante el amor que perpetuamos juntos. Que se extiende hasta hacerme divagar en tantas cosas con respecto a ti y a mí, que me quedo muda, con esa sonrisa y también con ese miedo a que te estés dando cuenta que me he perdido en ti, tan profundamente, que voy a pasar un domingo llorando sin entender qué pasa… que me perderé en tus palabras de dolor cuando me dices que no serás capaz de permanecer a mi lado nunca más porque el pasado sigue siendo una daga en tus costillas.

Entonces, tengo que retraerme y fingir que eso no está ahí cuando nos reímos. Tengo que aferrarme a tu sofá con desespero, sin saber si será la última vez que podamos unir así nuestras almas antes de que la reminiscencia del dolor tinte nuestro presente de nuevo.

Me encantaría decirte que no sé lo que siento, que no sé qué clase de amor es este. No sé si estoy enamorada de ti o si nuestra amistad ha trascendido lo terrenal y deba encontrarte en cada una de las vidas que tengamos que vivir. Yo sólo sé que te siento profundo, en los huesos. Que no te dejo de pensar nunca, pase el tiempo que pase… eres una constante.

La boda.

En este estado de embriaguez no me importa nada, ni nuestra amistad, ni el amor que me esté reservado. Solo me importa habitar, entre otras cosas la incertidumbre y ser al fin fiel a lo que yo represento, sin que me importe nada mas, como ahora.

domingo, 17 de agosto de 2025

Sonrisa en la niebla.

Tu sonrisa se dibuja en la niebla. Tus ojos rasgados se achinan.

Es ahí donde anida la dimensión del aura humana que ha sido despojada del disfraz con que se vanagloria en el mundo material. Allí, la turbia moral queda expuesta, pinta tu cara el sentido de la justicia.

Me balanceo y medito, y pienso si, realmente, no sea mi frustración quien pinta semejantes rostros infames, al verse truncada por el peso de los distintos matices de la realidad.

Podría torcerse todo cuando he conocido, que seguiría estando en el buen camino; en el que el Demiurgo me ha preparado.

Pero no lo entiendo. No entiendo lo que siento, lo que acontece ni, mucho menos, lo que dijo aquella mujer. No he visto los ojos claros que hayan de acompañarme desde primavera.

Solo una incomprensible repulsión hacia personas que, aunque me fuerce, sé que no son para mí y… cómo no, también esa incomprensible atracción hacia esas otras personas que, de dejarle entrar, hundirían el peso de su indiferencia en mis entrañas y me dejarían sola, presa de los temblores de la ansiedad.

No entiendo esto, no entiendo mi sino, no entiendo mi rol ni qué se supone que deba hacer ante olores que no son el mío.

No entiendo.

domingo, 27 de julio de 2025

Evitativa.

 ¡Oh, ya basta!

Porque entregarse al amor tan intensa y precipitadamente... nunca ha traído nada bueno.

Ahora, hastiada, permanezco en la pusa, sin saber muy bien qué se debe sentir cuando el cauce sigue su curso... qué se siente cuando todo es sano.. y ¿normal?

Pero qué es para mí la normalidad, más que vivir entre dicotomías mentales plagadas de disonancias. A veces, quiero ser Ágora y creo que este es el momento en que más cerca he estado... solo que habito un vacío que va a ser complejo de atravesar.

Entonces, ¿quién soy ahora?.. Ni yo misma lo sé. 

Demiurgo debe observarme con desaprobación, mientras aberro el plan o astral que me ha enviado... lo siento. Ojalá poder sentir lo que se supone que esté destinada a sentir y no otro vacío.

Lo siento.

viernes, 18 de julio de 2025

Bandazos.

¿Qué creéis que debe pensar un loco al que llaman loco pero no sabe que está loco?

Tal vez, hoy me sienta así. Como si alguien me hubiese puesto una etiqueta que desconozco, pero que, de alguna manera, deba llevar arraigada a este traje de piel.

Hoy, en mi ambivalencia puntual, me decanto por el todo y por la nada que encapsula la ambigüedad, y me imagino haciendo todos aquellos placeres disonantes entre sí que, justo por esa disonancia, me mantienen en el borde del hacer y el no hacer… en una caída perpetuada.

Con las mismas ganas en que quisiese hacer todo, quisiese no hacer nada y, en esa nada me agobio y me exalto, y palidezco. También imploro y retorno a las ganas, que, a su vez, me abruman y acongojan, me envalentonan y ensalzan y, a su vez…

Debo de haber bebido de estos pensamientos sin saber que estaba tan adulterados y, ahora, contemplo la penitencia de las palabras de marfil… tan hermosas y gélidas.

Quiero dormir y quiero pensar, y esta otra disonancia me va a dejar en el limbo de la vigilia, otra noche… la condena de quien quiere serlo todo y nada a la vez.

viernes, 11 de julio de 2025

Cómo puede ser…

Las pequeñas cosas que tú haces esconden la grandeza del alma, cogen por sorpresa a mi desvaído corazón que todavía no ha aprendido a recibirlas.

Parece que estés sentado a mi lado, en medio de toda esta oscuridad, y sea tu luz la que está iluminando este tosco camino a mi interior lleno de zarzas, lleno de maleza, abandonado de unas manos que pudiesen tocarlo.

Sentirte tan cerca, sin haberte tocado nunca, es como una caricia del viento. Es sentir algo que no necesitas ver para saber que es real. Y se siente bonito imaginar cómo vas a reír, cómo vas a mirar, cómo vas a acariciar… se siente bonito ver tu presencia como algo tangible en medio de esta distancia.

Hablar contigo es coger un farol lleno de aceite y bajar a los niveles más bajos de la conciencia. Encontrarnos allí, pequeños, en una habitación a la que nadie más puede acceder, sin miedo a que nos encuentren, sin miedo a que nos perturben…

¿Cómo puede ser que te viese tantas veces y no te hubiese visto antes, con toda esa veracidad que escondes? Cómo puede ser, dime…

sábado, 5 de julio de 2025

Salamandra

Recuerdo sus gritos desmedidos y sus estrepitosos chafones en las baldosas de la escalera mientras aquella salamandra, sin comprender en su encefalograma más plano la razón de tan desmedida actuación, buscaba escapar para preservar su vida.

Me pregunto si no sea este mismo miedo, tan implícito en el ser humano, el que nos arrolle hasta el punto de querer apartar aquello que nos incomoda, desde el amor al odio, solo por no ser capaces de sobrellevar tales sentimientos en nuestro interior.

¿Es eso lo que te pasa? ¿Es eso lo que te ata las manos y amortigua tus acciones?

viernes, 4 de julio de 2025

El eterno retorno.

¡Ah, el eterno retorno! ¡Tú otra vez demonizando mis entrañas!

Me balanceo siempre en esa hermosa idea de haber vivido una vida tan plena como para no temer repetirla durante toda una eternidad. Supongo, en ello se basa mi obsesión por encontrarme dentro de esta persona, por derruir cada una de las capas hasta saber quién soy en el subconsciente; donde anida la esencia.

Me pregunto si a alguien más le pasa. Si alguien más mira en el espejo del alma a expensas de ver los matices de color que van a confortar su reflejos. Me pregunto si no sea eso en lo que se basa realmente la existencia huamana; en indagar en el ser hasta descubrir qué es lo que realmente nos hace humanos y qué nos separa propiamente de otros individuos de nuestra misma especie.

A veces fantaseo con la idea de que estas cuestiones solo aniden en mí, y entonces me convierta en un cadáver flotando a la deriva en medio de la nada, sin nadie que vaya a poder verme porque nadie más cogió un bote y se aventuró en el océano del pensamiento… porque a nadie le importa quién es en realidad.

Luego, me resulto absurda, porque en la misma complejidad del pensamiento humano debería llegar a entrever que todo individuo tiene estas dudas residentes en su propia condición, aunque aún no haya dado con ellas porque el colectivo de su existencia las haya opacado.

¡Ah, el eterno retorno! Siento quejarme tantas veces de sentir tanto, ¿cómo iba a apreciar tu belleza si no lo hiciese?

domingo, 8 de junio de 2025

Otro duelo.

Otro domingo va, otra ración de existencialismo e intensidad.

Es normal, podría decirme, porque mi cabeza lleva el arrastre del contacto social y, a estas alturas, ya no es sorpresa que los encuentros con otras personas acaban por desgastarme y postrarme los domingos, extasiada, frente a mí misma.

Este no tiene nada de especial, igual que ninguno de los otros. Solo he visto mi existencia desde el borde de todas las cosas que podría estar haciendo y no hago porque me consume esta desgana. Finalmente, claro, acabo cocinando por aburrimiento y comiendo hasta que me duele la tripa.

Qué predecible soy. Si pudiese verme desde fuera me gritaría ante la pereza que me causa a mí misma estos comportamientos en los demás aunque, bueno, probablemente mi rol empático tomaría la delantera y entendería que las personas estamos plagadas de procesos como este, y romantizaría la mente humana una ve más, fascinada ante la magnitud de pliegues sentimentales que guarda entre sus recovecos.

En domingos como este, sujeto sentirme desafortunada, porque redundo en mi entidad romántica no correspondida. Esa es una de las cosas que más odio de mí misma; la obsesión por focalizarlo todo en ese aspecto, obviando el brillo que desprende el resto.

Ayer, conocí a una chica nueva que, en menos de 24 horas de pura intensidad, pasó de ser amable a distante, y no me importó. No la busqué, no me carcomí la cabeza y he dejado el espacio para que pueda manifestarse o irse, todo ello porque mi mundo amistoso es tan sano y completo, que no tengo la necesidad de querer agradar a una nueva desconocida, llegado el punto incluso de alegrarme por no exponerme demasiado a un nueva complejidad humana.

Esto mismo me frustra, porque ansío el momento en que pueda dejar ir a alguien sin pensarlo tanto desde el plano amoroso. Aunque bien es cierto que puedo dejar ir y fingir que no miro atrás, en mi interior no ha desaparecido tu sonrisa, esa misma que se ha comido todas tus red flags solo con su imagen.

Pero bueno, así son las cosas. Bienvenida a otro duelo, Alicia.


Salvadora.

Hoy he pensado que eres feliz disociando la realidad en tu ordenador, esas siete horas, y he sonreído a tu felicidad.

Supongo que el amor deba de ser eso, ser feliz por el otro también en la distancia.

viernes, 6 de junio de 2025

Gusano.

Me imagino como Kafka, en medio de una metamorfosis pero, en vez de despertar convertida en cucaracha, imagino que despierto ausente de emociones y que, tal vez, eso me hiciese tremendamente feliz, aunque no fuese a poder sentirlo en esa ausencia.

Yo no elegí ser así y, en medio de los días más voraginosos, siento que me hundo en un océano embravecido, incapaz de escapar del remolino concéntrico que me arrastra a las profundidades de ese abismo acuoso, de quedar sepultada entre tanta capa de sentimiento.

Es una tortura. Es una tortura conocer a alguien que te guste y no poder escapar de ello, tener que guardar un duelo porque sí, salvaste esa distancia, conectaste con su interior y ¡pum! la intensidad sentimental no quiere romper esa conexión tan rápidamente. Podría no gustarme apenas esa persona que, si he conectado, seré incapaz de escapar de ella, hasta que mis sentimientos acaben de arrastrarme.

Yo no quiero esto… al menos, no siempre. Porque sentir seguridad en un mundo tan tibio, con todo este fuego en el interior, a veces parece imposible y no queda más que hacerse gusano en la cama, recogida sobre una misma, hasta que tu interior decide dejarte de consumir.

¡Qué asco!

Amor.

Ver la confianza de Ana al hablar de casa como si fuese suya, los gestos de amor de Celia a través de los regalos manuales o la sonrisa de María, cuando entiendo lo que siente y la veo feliz por ello.

Si esto no es el amor, qué iban a serlo sino.

lunes, 2 de junio de 2025

La intensidad.

Este estupor me recorre las entrañas. El flujo de los sentimientos toca cada hebra con que está tejida mi piel.

A veces, quiero salir corriendo de estas vorágines, hasta que vuelvo a descubrir lo hermosa que es la intensidad amparando como un abrigo... a veces tosco, a veces suave, a veces cálido, otras tan frío...

Me pregunto qué es de las personas que no pueden abrazar estas corrientes... si todo esto lo sustituye el vacío o la simpleza ruidosa de otras ocupaciones.

A veces, me compadezco hasta que contemplo el brillo de mis ojos tras mi reflejo, hasta que veo mi inmensa sombra bañada por un nuevo sol y, echando la vista atrás, veo la ausencia de sus sombras en la oscura caverna, ¿cómo podría vivir así? Ni siquiera soy capaz de imaginarlo.

Cuando puedo contemplar el sentir de otras personas, es una caricia en el alma... es hermoso ver que todavía hay gente sin miedo a vivir.

Hoy, una de mis mejores amigas me ha explicado sus sentimientos, rompiendo el hielo con un "sé que solo lo vas a entender tú", ¿puede haber algo más hermoso que brillar en la intensidad de otra persona?

Ayer, el mundo era insulso, y me carcomía en el dolor de otra punzada de tristeza, hoy, puedo ver la belleza brillar a través de los sentimientos de los demás... joder, qué hermosa es la intensidad.

domingo, 1 de junio de 2025

Rotos.

Supera tu tormenta y sigue adelante. No pares, el camino es así. 

¿Quién iba a decirnos a dónde llegaríamos cuando la vida empezaba a tornarse seria?

¿Quién iba  decirnos que podríamos ser gente con almas partidas, tratando de salir a la superficie? ¿No te preguntaste, alguna vez, si querías dar eso mismo que tú sentiste tanto tiempo a la gente que te trababa bien? Entonces... ¿por qué lo hacemos?

Caminamos leguas y leguas, pensando que sólo existe nuestro sufrimiento... sin llegar a ver el peso que añadimos a esas otras almas rotas, que han sufrido tanto como nosotros.

Me duele no haber encontrado prácticamente personas partidas que no quisiesen pagar con la moneda de su sufrimiento... ¿no es absurdo que no podamos apoyarnos entre nosotros? ¿no lo ves en sus ojos?

Como pozos... pozos de oscuridad con una luz contenida. ¿Por qué ibas a robar el único resquicio que se ha esforzado por brillar?

sábado, 31 de mayo de 2025

Save your tears.

Podría decirte que ha sido duro, pero, en realidad, es como si nunca hubieses estado. 

La explosión de mi intensidad es así, cree ver un rayo de luz donde solo hay un reflejo. Tan pronto como se ilusiona, se desvanece.

Tal vez, pienses, haya llorado o me haya compadecido en sobrealimentar mis pensamientos en el motivo de nuestra ausencia pero, lo cierto bebé, es que has sido como un soplo de aire polucionado, de esos que piensas que son sanos pero esconden podredumbre en el interior.

Le doy vueltas a lo que dijo aquella mujer... ¿si no eras tú, quién era entonces? Igual, no era nadie, y me tiré a ojos vendados por ese tobogán, sin saber a dónde me iba a llevar, confiando en que tú serías de verdad.

Ahora, me quedan un par de resquicios amargos, de los que se van con otro par de sorbos de agua, y la sensación de que no me hayas aportado más que la novedad de haber aparecido, porque la careta se te cayó tan rápido, que mi cuerpo no tuvo dudas en salir, aun cuando tú hubieses alargado el preámbulo un tiempo más.

Creo, con fervor, que eras una prueba y siento, con mucho cariño hacia mi persona, que la he superado de la manera en la que no conseguí superar la primera... y me tuvo un año y medio sin alma.

¿Acaso creías que esto pasaría?... que estas serían las palabras que, finalmente, te ibas a llevar...

¡Qué crees!

Me pegunto qué le pasa a las personas como tú por la cabeza... ¿somos solo números el resto? pero, realmente, ¿a caso me importa tanto?

Apareciste en un momento en que tenía el corazón atado con cuerdas y, aunque bien es cierto que conseguiste aflojarlas un poco, no las quitaste. Nunca llegué a confiar, me mantuve escéptica en el proceso, marcando un camino más forzado que natural y, ahora que me he ido, las cuerdas han vuelto a su sitio, sin resentimientos.

No todo es malo, ¿sabes? Deseo que puedas salir de esos roles maternos que se arraigan con tanta fuerza en tu interior, que no te despojen de toda tu humanidad, como creo que han estado haciendo a lo largo de estos años.

Buen viaje.

viernes, 30 de mayo de 2025

Boda.

“Lo que salga de tu corazón va a ser bonito”.

Me dijo mi hermano, en su boda, ante mis nervios por no saber si mi dedicatoria estaría a la altura. ¿Hay algo más bonito que eso? 

Parece que, hoy en día, solo nos refiramos a la intensidad de manera peyorativa…. sin embargo, ahí estaba su frase, salvando mis heridas en ese momento tan íntimo, abrazando a  esa pequeña Alicia que siempre le va a idolatrar…



domingo, 18 de mayo de 2025

Interés.

¿Sabes lo que pasa? Que creo que el amor moderno está mal planteado.

Creo que nos empeñamos en bailar una danza que poco se corresponde con el amor en sí mismo.

Si observas con ojo minucioso a las pautas de cortejo, tú también podrás ver que se apremia la indiferencia para no exponernos y vernos vulnerables… para que la persona que nos gusta no sepa que nos gusta.

¿No te parece absurdo? ¿Dónde crees tú que lleva todo eso? Yo solo veo que, en ese afán por proteger nuestro ego, perdemos por el camino vínculos que podrían ser realmente significativos y luego, en el clamor de nuestra soledad, en la distancia de los años, pensamos en ese mismo vínculo, con añoranza, pensando todas aquellas cosas que podríamos haber hecho mejor.

Vivimos el presente sin vivirlo realmente, porque sólo estamos conectados al miedo, la vulnerabilidad y el egocentrismo. ¿Qué hay de malo en demostrarle a alguien que te gusta? ¿por qué le llamamos a esto intensidad?

Como si, por demostrar interés, ya no pudiésemos vivir sin esa persona o quisiésemos casarnos al día siguiente… no va de eso, va de ser sinceros con lo que sentimos y maduros para trabajar con esas emociones, sabiendo que muchas personas pueden ser pasajeras, pero eso no nos prohíbe disfrutar de ellas en el momento presente.

No sé, tal vez deba asumir esa etiqueta de intensa para poder desempeñar el rol que me quiere imponer la sociedad, aun a sabiendas que, todo esto que yo demuestro sin tapujos y en armonía, es eso que, en el fondo, esa misma sociedad carcomida por el miedo quiere experimentar.

¿Te parece coherente si me siento afortunada y desdichada a la vez?

sábado, 17 de mayo de 2025

Amigo.

Vienes a mi mente con la intensidad de la resaca y me crujes como a una rama reseca, carcomida por el sol.

Echo de menos que me acaricies con tus palabras, con tu manera de acercarte a mí, con tu forma de tener presencia cuando estás a mi lado.

Lo echo de menos y casi ni lo entiendo, porque sé de sobra que no te conozco y que, tal vez, todo esto que estoy añorando, desvaída, no sea más que una proyección falsa, como tantas otras que he visto.

Escucho tus audios y me destroza tu voz, tan bonita, tan dulce, con ese pequeño toque de picardía y… me jode. Me jode horrores porque sé que me he pillado, aun a sabiendas que no quería hacerlo.

Pero aquí me tienes, pensando en ti un sábado por la tarde, deshaciendo planes que podrían llevarme a un puerto distinto del tuyo, siendo incapaz de sacarte de mi mente, pese a que llevemos una semana ya sin hablar.

Atesoro casa momento a tu lado, porque he sentido la calidez de un hogar y porque, aunque en el fondo no quiera creerlo todavía, estoy a dos días de que me digas que te vas… de tener que borrarte como si no hubieses existido nunca.

Y cómo ibas a ser luego mi amigo… condenarías al siguiente a no poder quedarse.

viernes, 16 de mayo de 2025

Carta a un hermano.

La vida nos tumbó a los tres. A ti, a mamá y a mí, y cada uno construyó su propio mundo para soportar ese quiebre. Vivimos muchos años sin ver lo que realmente éramos, construyendo un rol que debíamos desempeñar en la brecha que había roto nuestro hogar.

Pero nunca nos separó. Crecimos juntos viendo, poco a poco, las cicatrices que enmascarábamos, fingiendo que no las veíamos, sin permitirnos salir de nuestro rol.

Hace unos años, eso cambió. 

Hace unos años, dejaste de ser esa figura impasible que se alzaba al frente de tu familia rota y fuiste tú. Conocí a mi hermano y, por primera vez, se rompió la idealización de tu figura. Conocí aquello que no me gustaba de ti, sin dejar de admirarte, sin mover ni ápice el hecho de que eres mi persona favorita.

Hoy te casas y quería que lo supieses aunque, tal vez, lo que deba compartir contigo no sea todo esto, tal vez, en el día de tu boda, deba contarte que tengo dos referentes del amor.

Uno es la imagen de papá diciéndole a mamá que era la mujer de su vida, meses antes de irse de este mundo.

Otro sois Carlos y tú, creciendo juntos, tan diferentes y en una simbiosis tan bonita. 

Os he visto discutir y amaros a partes iguales tantas veces que sería incapaz de contarlas. Os he visto tropezar con mil piedras y no rendiros nunca. Os he visto adaptaros el uno al otro, aunque siempre hayáis sido agua y aceite, y, al veros, yo no puedo dejar de creer en el amor, porque me resultaría absurdo no hacerlo viendo que, pese a todas las tormentas, vosotros no dejáis de construir juntos.

Me siento afortunada de estar aquí, de veros dar otro paso, de tener a este cuñado y a este hermano a mi lado siempre, pase lo que pase, y bien es cierto que no imagino una vida sin vosotros.

No sé qué se debe decir en una boda, pero yo necesito daros las gracias y deciros lo orgullosa que me siento de ser vuestra familia.

jueves, 15 de mayo de 2025

Hilos negros.

Me pregunto si, en su mayoría, el resto de personas también enfrentarán pensamientos y sentimientos tan disonantes como los que yo experimento.

A veces, es hermoso, porque contemplas una idea desde sus diferentes perspectivas, pero, el lado oscuro de esta realidad es que te mantiene perpetuamente en un limbo del que es muy complejo escapar.

Está semana me he mantenido ahí, en ese mar de pensamientos, a la deriva, en busca de una buena isla en la que poder caer muerta; tierra firme en la que poder enraizarme para continuar… pero es muy complejo.

Tal vez sea por eso por lo que odio tanto la incertidumbre, porque este estado es agotador para una mente como la mía. En la claridad se encuentra un remanso más tranquilizador, se encuentran térreos caminos por los que poder avanzar. Pero este estado es una noche de tormenta, sola, en el agua y sin bote al que subirme.

¿Qué creerías tú que debiese hacer? Estoy segura que te encantaría recrearte también en esta ideas, o tal vez no, y lo que creo que eres no es más que una proyección de mis propias ideas… que sé yo,

Lo cierto es que tus palabras me cayeron como un cubo de agua fría y mi cuerpo se rehusa a tocar tierra firme, porque siente una repulsión natural a dar por válidas las cosas que no comprende… otra de las bordadas de mi intensidad; esa imperiosa necesidad de encontrar la paz mediante la comprensión de las situaciones.

Me gustaría preguntarte por qué no fuiste claro antes de dejar que nuestras almas se viesen, supongo que me dirías que no esperabas conversar con un alma… ¿y qué esperabas entonces? ¿qué es lo que buscas cuando miras en los ojos de una persona a la que puede que vayas a abrir un pedazo de tu corazón? ¿hay perversidad en tu manera de actuar? ¿hay inocencia?…

Me pregunto si tú estarás pensando en mí de esta manera tan paranoide, si tus pensamientos seguirán también estos hijos negros.

Me apena pensar que, tal vez, no vayas a conocer a las distintas personalidades de mi raciocinio cuando entro en una disonancia como esta.

Tengo una parte que te entiende, que comprende el descuido o, tal vez, el temor a abrir ese tema sabiendo que estábamos conectando y, realmente, sin llegar a saber lo que iba a pasar en los siguientes días. Esa parte mía te abraza, es a la que más trato de aferrarme, porque es la que quiere darte el espacio suficiente para que tomes las decisiones que necesitas, sin que mi presencia sea un condicionante.

Pero no todo es tan sencillo en el espectro humano, ya sabes que nos aboca a coexistir en diferentes estados entre toda esta bruma.

Entre ellos, siento esta decepción ardiendo y me duele haber dejado tanto espacio si, desde un principio, tenías tus elecciones tan claras. Me mostré ante ti, con mis miedos y con mis planes, con lo que espero y lo que busco, y lo acogiste cálidamente entre tus brazos… me pregunto, entonces, por qué no me mostraste desde un principio esas inseguridades, si no habías entendido ya que necesitaba lo que me dijiste el sábado mucho antes.

Me hubiese gustado decirte mil cosas, entre ellas, las diversas soluciones no tan extremistas a las que puedes acogerte también, si tu futuro, en realidad, lo ves más cerca de tu hogar. Pero, claro está, no es algo que me corresponda a mí decirte, porque entraríamos, de nuevo, en el factor condicionante.

¿Entiendes, ahora, esta deriva? Si toco tierra, es para dejarte marchar, quedándome a las puertas de saber si había algo en ese interior que fuese a solidificar de verdad con el mío. Y, si te espero, como bien puedes ver que hago, me condenas a seguir perdida en medio del océano, sin saber muy bien si me vas a hundir o a ofrecer un bote.

Vaya jodienda, tío.


martes, 13 de mayo de 2025

Otra prueba.

Tal vez, lo que manifieste no seas tú, sino algo que se parece a ti.

Tal vez, mi subconsciente haya enloquecido y vuelva a tergiversar toxicidad y salud. Qué sé yo de mi cabeza, más que me toca habitarla sin comprender todavía sus laberintos.

Qué se yo de mi cabeza, más que me muestra ideas disonantes que acojo con la vehemencia del loco.

Me balanceo en esta ausencia agridulce, a medio camino entre abandonar por completo o esperar esos diez días, qué absurdo volver a estar en esta misma encrucijada y no tener claro si esta vez es lo mismo, o es algo distinto.

¿Por qué todo tiene que empezar así? ¿es esto otra prueba y soy incapaz de verla en su totalidad?

Estoy a un paso de abandonar, de meter en mi cabeza otras vertientes que me alejen por completo de ti, pero... te veo, y veo el alma que me has mostrado. Vaya jodienda.

Esta sensibilidad me tiene harta, no sé por qué me expongo tanto.

Debe de ser otra prueba... y yo sigo relamiéndome entre el hecho de que no me importes nada y me fastidies tanto.

sábado, 10 de mayo de 2025

Transaccionalidad.

Qué bella la transaccionalidad de las emociones y qué absurdo que, a veces, duren tan poco en nuestro estado de ánimo.

Lo bonito de esta etapa es poder contemplarlas, desde los bloqueos hasta cada uno de los matices que se me presenten.

Me siento muy bien y no sé cómo explicarlo, como si siguiese despertando de un largo letargo.

La eternidad que una vez creí que sería la tristeza, se torna, en mi madurez, en otro de los cristales sucios del alma. Uno de esos que la contemplación limpia a través del propio cuerpo.

No sé, ya no creo lo que predijo esa bella mujer, igual solo haya sido algo con lo que mantener mi mente ocupada, y romper el hielo.

O, tal vez, otra transición hacia un estado algo más hermético.

Tengo claro que, en mi interior, hay una luz cálida por esta experiencia.

Holanda.

Paraliza tu vida… ¿y ahora qué? ¿qué es esto?

Todo ha quedado enterrado en varias capas… ¿de qué? ¿es una mentira?

Divago, porque se parece tanto, que asusta y quema en las entrañas. ¿Me voy? ¿me quedo?

Qué se yo, nada de nada entraba en mis planes. 

Estoy un poco fría, no me lo esperaba, tal vez porque pensaba que tendrías más claro cómo era y qué había en mis planes. Porque pensaba que me habrías escuchado todas las veces que te has quedado a hacerlo.

Ahora, de golpe, desconfío, y me siento helada.

¿Qué hago? Estoy congelada, ¿es así como todo acaba?

jueves, 8 de mayo de 2025

Si esto es…

Yo sé que eres tú y lo llevo con entereza, porque como sé que eres tú, ¿por qué iba a llevarlo de otra manera?

Absurdo, se me antojaría, andar suponiendo cosas que me sacasen de mi centro, disparasen mi ansiedad o me dejasen fuera de lugar, otrora, tal vez, esto hubiese sido lo más común; regodearme entre las marañas de las infinitas posibilidades que puede ofrecer la ambigüedad en otra persona.

Contigo, no me pasa. Sé que eres tú, de la manera que sea, habitando mi vida o habitando una cercana, en presencia o a distancia, no veo que vayas a irte por algún ramal que desconozca y me suma en mórbidos estados de alteración.

Contigo, mis palabras se acogen, las acciones cambian, ¿por qué habría de alterarme entonces ante un flujo natural del ser que se ha establecido entre nosotros de manera tan fluida?

Podría pues, llegar ha suponer que, entre el ardor de los deseos, mi vista se viese nublada por las necesidades de mi subconsciente proyectando en ti una fantasiosa imagen de realidad que dista mucho de la propia, sin embargo, no acontece que me vea embriagada por tales instintos arrabaleros.

En ti, hay un alma, no tengo que llegar a lo carnal para sentir tu presencia en mi interior… nunca había sentido eso, dime tú si esto es amor.


miércoles, 7 de mayo de 2025

Presencia.

Me dices que, hablar conmigo, es como un masaje suave en tu cerebro, y me siento en calma, sin que tú sepas que he pasado una tormenta hasta escuchar esas palabras, sin que tú sepas que, de dónde vengo, mi presencia era rechazada por esa misma intensidad que tu abrazas con tanta dulzura.

Te escucho hablar de lo que sientes, sin miedo a ser vulnerable ante mi presencia, y siento que nuestras almas convergen en una sola, que se ven, que se reconocen y se sienten.

No tengo miedo a que tu presencia acabe por desvanecerse en el tiempo, porque la he sentido a través de la contemplación y sé que es real, aunque el destino separe nuestros caminos. Has abierto la puerta a saber que, el temor que devoraba mis entrañas ante la ausencia de alguien que pudiese dar lugar a mis sentimientos era solo fundado en las cicatrices de elegir a las personas por los traumas de mi infancia, pero a ti… a ti te elige mi madurez, no mis miedos, y se siente realmente bien bailar contigo, aunque solo sea un ratito.

Tu curiosidad tan ávida me desnuda y, mucho antes de que hayas podido ver mi cuerpo, tú ya me has visto. No soy carne para ti, soy presencia, no sé qué pueda haber más bonito que eso.

Vegana.

Pienso muchos días en esas cuestiones. Pienso en esas almas, que trascienden la basta humanidad que les ha tratado como si sus vidas no fuesen importantes… como carnaza.

Pienso en sus ojos, vidriosos, contemplando la vida a través de las rejas de los cubículos en los que tienen que permanecer, y lloro de impotencia ante la tristeza de esas almas que anhelan la luz del sol, que anhelan la libertad de poder vivir y morir en su propio ciclo y no en el de la codicia humana, donde muchas veces, la carne se deshecha… muertes que ni siquiera han servido para dar vida.

El corazón se encoge en un puño, y me obligo a no pensar en ellos, ¿de qué otro modo podría seguir habitando mi humanidad a sabiendas de lo que hace mi raza?

No, no podría.

Me obligo a tener pétreo el corazón ante su lucha silenciosa, mientras manifiesto la mía en su nombre.

Que ¿por qué soy vegana?…

lunes, 5 de mayo de 2025

Lágrimas de lluvia.

El cielo llora.

Siento que limpia el fantasma de mis ausencias, así como arrastra el desazón que he estado dejando ir, y acaricia mi alma para que pueda observar desde un lugar puro.

Es una lluvia ligera, como el dolor que todavía oprime mi pecho, una lluvia que vaticina un sol temprano, de rayos no tan cálidos, todavía, pero sí presentes.

De esta lluvia, crecerán mis plantas, también la complejidad de mi psique, diluyendo el origen de mis anhelos infantiles; dejando sitio a un nuevo estado vigoroso, desde el que poder contemplar la realidad una vez haya dejado de estar empañada.

Me encanta la lluvia, cuando puedo observarla desde la perspectiva de mi corazón. No es algo extraño, va implícito en el alma del poeta, y me agrada pensar en todas las personas que contemplarán esta lluvia de una manera nostálgica y revitalizadora, al igual que yo lo hago ahora.

Su sonido, su olor, su despertar. Me encanta la lluvia,  ¿lo he dicho ya?

sábado, 3 de mayo de 2025

Rayos de sol.

Me he arraigado a esta nueva forma de mi esencia de manera tan asidua que, todo interés se balancea ferozmente cuando vuelvo a sentirme pequeña.

Esta Alicia sabe que no pudiese seguir perpetuando el rol que se autoimpuso cuando buscaba las migajas de una madre ausente, incapaz de hacerle sentir vista. Esta Alicia sabe que, su anterior versión creció en la creencia de que el amor que soñaba recibir en casa, lo encontraría más adelante en un amor verdadero, si era capaz de seguir andando un túnel interminable, aunque lo hiciese sola... tendría su luz.

Hoy, lloro y abrazo a esa Alicia, porque no tuvo la culpa de tener que crecer sola, sin que nadie le demostrase que la quería, sin que nadie le hiciese sentir vista y le recordase que sus sentimientos, aunque fuesen tan profundos en un mundo más tibio, tenían su lugar y su valía. Ella aprendió a reprimirlos porque sabía que vendría el castigo de la indiferencia, el silencio y la intermitencia de una madre que era incapaz de validarlos. Ella crecía con el aprendizaje de que el amor verdadero se basaba en esfuerzo, aunque en ese camino tuviese que renunciar a lo que ella era para demostrar que merecía la pena quererla, que merecía la pena permanecer a su lado.

¿Cómo puedo culparla de esas expectativas infantiles de sanar a través de un vínculo, sin que nadie le hubiese enseñado primero a amarse a sí misma, a no esconder sus sentimientos y alejarse de la gente a la que le quedaban grandes... de gente como mamá?

Hoy, la abrazo y la amo, porque nos mantuvo en pie con sus esperanzas, aun cuando el mundo la tumbaba una y otra vez en ese camino por encontrar a su persona hogar. Hoy le enseño que su persona hogar somos nosotras y que los vínculos se construyen sin perder el centro, porque, de esa manera, es como se atrae a las personas con las que puede enraizar y no esas otras en las que se siente en una zona de confort tóxica, heredada de la infancia.

Nos ha costado 31 años pero estamos aquí, al final de ese túnel, y los rayos de sol broncean nuestra piel. 

Ya no dudamos de lo que necesitamos y nos alejamos de los lugares en los que, para caber, nos obligan a empequeñecer y aceptar aquello que no resuena con nosotras. Sabemos que jamás seríamos felices al lado de personas que no quieren conocer la profundidad de las cosas, que ven el cuidar a otras como un sacrificio en vez de disfrutar de la armonía que trae ver felices a las personas que amas de manera recíproca.

Ha sido un camino muy largo, muy duro y, aunque los rayos de sol todavía llegan a través de las nubes, el trabajo ahora es que esas nubes se esfumen, pero no gracias al amor de otra persona, sino gracias al amor de respetarnos, darnos nuestra valía e irnos a tiempo de los lugares en los que tenemos que coexistir matando nuestra alma, tapando nuestras necesidades... siendo una persona que no somos.

Siento fuerte, en lo más profundo de mi alma, que nuestra razón de ser no era perpetuar esos patrones, era romperlos para acabar con esa herencia familiar y construir una herencia nueva.

No te culpo, mamá, sé que hiciste lo que pudiste, que también tuviste que lidiar con una indiferencia materna y construiste una coraza de la que ya no te pudiste desprender, pero yo no soy como tú. Yo soy fuerte. Yo rechazo tu indiferencia y abrazo el amor que no me has dado para poder dármelo yo y dárselo a las futuras generaciones de esta familia, que vivirán ajenas a esa educación arcaica de la que no quiero ser partícipe.

No te culpo, también abrazo a tu niña interior, la perdono, aunque seas incapaz de validar mis sentimientos, no pienso dejar que eso repercuta en no poder validar los tuyos. Vas a ser la única persona a la que trate con amor ante toda esa indiferencia y devaluación de mi propia persona, pero asumo ese precio, porque ahora sé que solo te lo voy a permitir a ti, ahora sé qué legado estabas dejando en mí y cómo quiero realmente ser; cual es el que yo quiero dejar. 

Valido que eres una buena persona, aunque no una buena madre. Y te perdono. Y me perdono también para construir desde otro lugar. Gracias por esta lección.

Nómada

¿Es esto otra tibieza de esas que tengo que pasar?¿un remanso del alma cuando aún está encontrando su paz?

Me asusta. Me aterra ese movimiento, me ha puesto el cuerpo flácido, con todo lo que había hinchado.

Se desinfla, se pierde entre las nubes de ceniza

lunes, 10 de febrero de 2025

Sola.

Me ha devorado las entrañas este hastío en el pecho, y cada noche se consume en mis ojos este llanto que se pierde en mis sábanas.

Grito, pero nadie me escucha, porque aquí dentro se han derrumbado las paredes y el eco no rebota en los escombros.

Me he perdido, entre esos ojos que nunca me han visto, para acabar teniendo esa misma mirada.

No me reconozco. Ya no queda nada de la persona que fui antes de que llegases. Se consumió. Siquiera sé cómo recomponer tantos pedazos; no puedo hacer tantos remaches.

Lo que queda de mi esencia se desvanece cada noche, junto a la estela de mi brillo. Esa que has apagado. Pero no puedo culparte porque he sido yo la que lo ha permitido.

El tejado de mis sueños se ha hundido, junto al amor de toda la vida que nunca voy a tener. Me seguiré perdiendo en estas historias por creer que todos los corazones son puros, aunque me hayan partido en dos tantas veces que me sienta incapaz de volver a juntarme.

Cuando deje de llorar mi pérdida y consiga apartar la vista de mi cadáver. Cuando consiga volver a recuperar mi piel y deje de contentarme con ver cómo se azula a través de este cristal empañado. Entonces, y sólo entonces, habrán germinado las semillas que he plantado en este cuerpo distante. Habrán crecido regadas por todas estas lágrimas para reconocerme de nuevo; nueva y distinta.

Hasta entonces, estoy mejor sola.